Yéssica Alexandra Lucero Acero
Mi padre solía decir que
cuando fuese a mi primera entrevista de trabajo estuviera segura de mis
capacidades, que él y mamá siempre habían soñado con verme llegar muy lejos,
pero aunque siempre había sido muy
segura, aquel día mis nervios no se querían controlar, a pesar de que ya había
tomado como cinco aromáticas. Aquel lugar tenía un revuelo, unos venían otros
iban, todo a su bola, me preguntaba si yo iba a estar así, me decía una y otra
vez será que habré tomado la decisión correcta.
Los 45 minutos que espere
hasta que aquel hombre con rasgos marcados me llamara y se dirigiera hacia mí
como un bicho raro, -me dijo “siga,
queda contratada porque nadie más se presentó al cargo, mañana la esperamos a
las ocho y media de la mañana”, yo asentí pues todo sucedía tan rápido, pero
cuando me dirigí a abrir la puerta me dijo- “oiga parece que se le comió la
lengua el gato, su sueldo va ser un poco más del mínimo, a medida que vaya
tomando más experiencia vamos viendo” en esa ocasión titubee un poco pero le
pude responder.
De qué iba mi trabajo, pues
bien consistía en ser la asistonta de aquel hombre prepotente, un poco maloliente (mezcla de cigarrillo con
alcohol), pero aun así aquel personaje seria mi jefe. Por una parte me sentía
alegre, pero por otra realmente no sabía
cómo sentirme. Para mi suerte estaba trabajando nada más y nada menos con el
mismísimo consejero del presidente, aquel hombre era un economista de esos chapados
a la antigua, y lo peor era que no solía apreciar nada que no fuesen las cuatro
paredes de su oficina, muchas veces se comportaba como si la realidad, lo que vivían
las personas en la calle fuese cosa de otro mundo, como si eso no le importara.
Todo cambio un día que el
presidente paso por su oficina, la cara del presidente verdaderamente estaba
descompuesta, lo que aquel día le dijera a mi jefe le causó un gran
desasosiego, no podía ocultarlo, todo él decayó en depresión y lo más fuerte,
eso paso a ser parte de nosotros también. Pues desde ese día mi jefe salía
todos los días, tomaba su abrigo y se iba a las calles de la ciudad.
Lo que sucedía era que la
realidad, esa que nosotros muchas veces no observamos al estar absortos en
nuestras vidas, en nuestros quehaceres diarios, esa realidad tenía un final un
tanto pesimista, todo se había ido de nuestras manos y nada de lo que hasta aquel
día nos habían enseñado nos serviría. El panorama en las calles era cada vez
peor, mucha gente sin empleo, empresas cerrando, gente yéndose a otros lugares,
pero no de nuestro país, pues en la mayoría de las ciudades estaba ocurriendo
lo mismo, todo giraba en torno a porqué había ocurrido todo esto. El hombre
maloliente todos los días se daba de pecho repitiendo una y otra vez que todo
lo que decían los libros de los clásicos era equilibrio, equilibrio y entonces
dónde estaba el problema. Un día entre a su oficina para dejarle el correo y lo
vi bastante acabado, cuando me disponía a salir, me dijo- “Espere, siéntese un
momento”.
-“Cuando yo la vi, estaba tan
nerviosa, quise probar si esos nervios eran de no saber nada o de que sabía
mucho y le daba miedo fracasar, el resto de gente estaba tan tranquila, que
supuse que ya tendrían cierta experiencia, por lo tanto le di la oportunidad a
usted de que se quedara con el puesto, a los demás que vinieron por él les dije que ya no se necesitaba a nadie.
Cuando pasaron los días me di cuenta que sus nervios eran porque no tenía experiencia,
pero que a pesar de que no la tenía ha sabido responder muy bien, estoy
contento de no haberme equivocado. Ahora estoy a punto de perder mi empleo como
muchos que están por las calles sin saber qué hacer, así estaré en unos días…
como dar solución a todo esto, cómo aumentar el novel de ocupación, pues como
sabe usted si toda oferta crea su propia demanda,
-“Ciertamente no estoy de
acuerdo con que todo lo que se produce es porque alguien ahí fuera lo va
comprar, existen personas que poseen cierto ingreso, pero que por ciertas
razones no deciden gastarlo todo en
consumo y menos aún en los tiempos que corren. Lo cierto es que tanto
usted como yo sabemos que puede ser que con esas tasas de interés altas que se
pusieron para que las personas tengan
estímulo a ahorrar y así den salida a
los bancos, lo que se hizo fue empeorar las cosas. Pues estando en la situación
en la que estamos a duras penas lo que ganan las personas lo consumen todo o
dejan cierta parte como para tener a que recurrir en caso que no posean un
salario más adelante”, le contesté.
Cuando acabe de hablar me dijo
que me podía salir, y pensé, que menuda gracia, para que me hace hablarle si lo
que yo en aquel momento le dije no le importo en absoluto.
Al día siguiente, como todos
los días me dispuse a llevar el correo y para mi sorpresa aquel día se había
quedado en su oficina, al entrar lo desperté y me dijo:
-“Gracias a lo que me dijo
ayer pude comprender algo tan esencial, hace mucho tiempo me regalaron un
libro, aquel era enredado y tenía criticas fuertes hacia los clásicos, pero lo
que si es cierto es que las argumentaba bastante bien. En ese libro había algo
muy similar a lo que usted me dijo, recuerda que ayer me dijo que no todo se
destina a consumo, pues bien resulta que existe una relación funcional x entre
ingreso y consumo, la cual se denomina
propensión a consumir, y lo que es mejor nos deja claro que el consumo
depende del ingreso y no olvidar los factores objetivos y subjetivos, por lo
cual si aceptamos que existe la propensión a consumir, estamos en el escenario
en el que encontramos el problema de que la demanda que se genera no es
suficiente para la oferta con un pleno empleo, en palabras del autor un
problema de demanda efectiva, la variable que utiliza el autor para medir la
propensión a consumir es la propensión marginal a consumir ĉ, que es la
variación en el consumo respecto a la variación en el ingreso. Si lo analizamos
en nuestro país, se dio un incremento en la producción que llevo a un
incremento en el nivel de empleo y que a su vez esto generó incrementos en el
ingreso y también incremento el consumo
pero en menor medida, cosa que no se avistó y los empresarios al ver que su
producción no se compraba empezaron a tener pérdidas y por lo tanto lo primero
que hicieron fue recurrir a despidos, pues en aquel libro también hablaba que
los empresarios con sus perspectivas tanto presentes como pasadas y futuras
podían afectar el nivel de ocupación. Mira el libro sigue diciendo cosas muy
importantes como que D es igual a un D1 que es el consumo y un D2 que son las
nuevas inversiones y se sabe que Oferta es igual a Demanda en el punto de
demanda efectiva, por lo tanto O es igual a D1+D2, y para poder mantener la
igualdad sabiendo de la existencia de la propensión a consumir, la inversiones
deben incrementar y para saber el monto en el que las inversiones deben
incrementar el autor del libro dice que entre en la inversión y el ingreso, un
incremento en el ingreso se corresponderá a K veces un incremento en la
inversión, siendo K el multiplicador de la inversión”.
De repente lo único que me
preguntaba era cómo era posible primero
darse cuenta de lo que hacía que las cosas no funcionaran en equilibrio y
después darle solución. Pues yo reflexionaba una y otra vez, pero entre más me
esforzaba por encontrar una solución más mi mente tendía a ponerse en blanco
dejándome totalmente perpleja ante aquella situación. Y él seguía hablando.
-“Por lo tanto ya tengo una
solución acertada, ¡debemos potenciar las inversiones!”.
Y añadió que también en el
libro se hacía mención a otro multiplicador, el multiplicador de Kahn el multiplicador de ocupación, que si
bien no eran iguales se podía hacer que lo fueran pues decía que el
multiplicador de la ocupación K’ mide la relación del aumento de ocupación
total derivado de un incremento determinado de ocupación primaria en la
industrias de inversión. Y que K será igual a K’ en la medida es que se asuma que el comportamiento de la industria de
inversión es la media del comportamiento de todos los sectores en la economía,
queriendo decir con esto, que la industria de inversión es un buen predictor de
lo que ocurre en una economía en general, lo que pasa con ese sector en
particular es como si pasara en toda la economía en general.
Mirad que después de aquello las cosas cambiaron, en la
oficina no se sentía ese ambiente pesado y claro está, que todo aquello que me
dijo el hombre se había llevado a la práctica
como por ejemplo se bajó la tasa de interés y al bajar esto genera oxígeno a
los inversionistas pero baja el estímulo de los ahorradores, pero se logra
incrementar las inversiones porque se hizo atractivo, y al incrementar la inversión,
aumenta la producción, aumentan los ingresos en la economía, aumenta el
consumo… En fin salvo su puesto, el nuestro y el de muchos otros, como también
genero un incremento en el nivel de ocupación. Gracias a aquel libro la
economía recibió un fuerte impulso, ya
no se pensó de igual manera sobre muchos aspectos. Y que a medida que
buscas el equilibrio provocas ciertos desequilibrios pero que dan pie a crecimiento
económico.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario