Pero lo que ha sido vivido
será soñado, y lo que ha sido soñado revivido. No será demasiado larga la noche
para quemar las ramas caídas contra nuestro deseo, para preservar el olor
duradero de las hogueras. Cinco
meditaciones sobre la muerte - François Cheng.
Para cada
inversión real, esto es, para cada inversión que requiera el empleo de factores
productivos, debe realizarse una ponderación de las ventajas y desventajas que
dicha inversión pueda conllevar. Se abordará dos posturas teóricas para llevar
a cabo esta actividad, la primera es la postura Keynesiana, y la segunda es la
postura de Irving Fisher, dos posturas similarmente teóricas que sin embargo
difieren en un punto fundamental, esto es la igualación del valor presente neto
al precio de la oferta en la teoría keynesiana y la igualación del valor
presente neto a la inversión inicial en el caso de Irving Fisher. Esto unido a
que, en el proceso de Fisher toma en consideración ciertos gastos o impuestos
que Keynes omite.
Aclarando un
ejercicio de inversión desde la teoría Keynesiana: Se tiene una inversión
inicial y se espera el rendimiento de una cierta cantidad de anualidades, que
tendrán la característica de ser mayores que uno y la de ser constantes en su
monto, las anualidades provendrán de la diferencia entre los ingresos (dados
por cantidades vendidas por precio de las cantidades vendidas) y los egresos
(costos implícitos en el proceso productivo). La eficiencia marginal del
capital, que indica el nivel de rentabilidad del proceso productivo mostrará al
inversor el panorama para la efectuación de la inversión real, esta eficiencia
marginal del capital será ponderada por el inversor o analista financiero con
la tasa de interés (la cual constituye un costo para el inversionista), de ser
la eficiencia marginal del capital mayor a la tasa de descuento se optará por
la efectuación real de la inversión pues esto indica que hay probabilidades de
obtener ganancias. Sin embargo, hay ciertos riesgos que corre la inversión.
Riesgos que corre la inversión:
-Del empresario: La
posibilidad siempre existente de no obtener los rendimientos esperados, esto
es, que las anualidades planificadas no puedan ser cumplidas por diferentes
coyunturas de diverso orden, coyunturas políticas, sociales o económicas.
-Del prestamista: El incumplimiento de
la obligación por parte del empresario. En el caso de que las anualidades no
sean las esperadas, el inversionista se verá en dificultades para realizar el
pago del préstamo inicial usado para dar inicio a la inversión.
-Cambio adverso: Cambios en el
patrón monetario, esto es, posibles cambios que afecten el valor del dinero,
influyendo así en las posibilidades reales de obtener las anualidades
esperadas, o en las posibilidades de realizar el pago del préstamo inicial.
Valga recordar
que existe una diferencia entre la inversión, y la inversión especulativa; en
la primera se busca un margen de ganancia mediante la adquisición de bienes de
capital y buena parte de los casos mediante un proceso productivo, en la
segunda, el inversor busca especular con los precios, mediante la persecución
de diferenciales en el precio que le signifiquen márgenes de ganancia.
La tasa de
interés es el precio del dinero, una tasa de interés alta en apariencia
conseguiría aumentos en el ahorro, sin embargo, tasas de interés inusualmente
altas se constituyen detractores más que fomentadores del progreso económico,
puesto que tasas de interés altas disuaden a los posibles inversores de
invertir, y en realidad, no estimulan a los ahorradores a ahorrar, el consenso
general es entonces, que una tasa de interés alta no beneficia a ninguno de los
agentes económicos. De cualquier forma, el procedimiento que debe seguir ele
inversor es el de estimar ciertas anualidades junto con una eficiencia marginal
del capital y posteriormente comparar este dato con la tasa de interés, pues es
este último el costo que debe pagar por su inversión, un diferencial positivo
entre estas dos variables moverá al inversionista a efectuar su inversión, una
diferencia negativa entre estas dos variables hará que el inversionista desista
de su proyecto de inversión y opte por no llevar a cabo el plan de inversión
visionado.
Seguido de
esta línea de pensamiento, Keynes postula que la tasa de interés no es una
recompensa por el ahorro -punto que bien defendería un economista clásico- sino la recompensa por la privación de la
liquidez, puesto que los agentes económicos tienen cierta tendencia marcada
hacia la liquidez, y es una vez que el público conoce la tasa de interés que
decide su nivel de preferencia por la liquidez. Valga decir que coyunturas
políticas y cómo no, económicas generan ciertas expectativas económicas que
afectan la ejecución real de la inversión o la preferencia por la liquidez. En
el caso de que no existiera suficiente confianza en el sistema financiero de un
país, el grueso de los ahorradores no confiaría su dinero a las instituciones
formales y optaría por guardarlo en lugares que se creen más seguros. Se podría
creer de cualquier forma, que un nivel mayor de ingreso induce a una menor
preferencia por la liquidez.
Existe
entonces, desde la perspectiva keynesiana ciertas herramientas económicas que
facilitan la toma de decisiones sobre proyectos de inversión, que permiten
efectuar un análisis cuantitativo y financiero de la viabilidad de cualquier
proyecto, cabe recordar, sin embargo, que el análisis de Irving Fisher recoge
otros costos e impuestos que bien pueden ser determinantes en el momento de
tomar la decisión de inversión. Es Keynes
de cualquier forma, quien propone por vez primera la evaluación de las
anualidades, de la eficiencia marginal del capital y de la tasa de interés como
elementos y herramientas para la toma de decisiones de inversión, y si bien
estos elementos no se encuentran explícitos en su teoría, pueden ser extraídos
mediante un análisis profundo y después usados en la practicidad, aún más, en
la practicidad del inversionista que busca saber con cifras más o menos exactas qué tan fiable es
conseguir un margen de ganancias dentro de una coyuntura económica y
específica.