Creo,
al menos, en que los hombres nunca han dejado de avanzar en la conciencia que
han ido adquiriendo de su destino, no nos hemos elevado por encima de nuestra
condición, y, sin embargo, la conocemos mejor. Sabemos que vivimos en la
contradicción, pero que debemos rechazar la contradicción y hacer cuanto sea
necesario para disminuirla. Nuestra tarea de hombres es la de encontrar escasas
fórmulas que puedan apaciguar la infinita angustia de las almas libres. Tenemos
que remendar lo que se ha desgarrado, hacer que la justicia sea imaginable en
un mundo tan evidentemente injusto, que la felicidad tenga algún sentido para los
pueblos envenenados por la desdicha del siglo. Naturalmente es una tarea
sobrehumana, pero se llama sobrehumanas a las tareas que los hombres llevan
mucho tiempo en llevar a cabo: eso es todo. El verano, Albert Camus.
Quien desee, o aún más, quien se vea en la obligación ética de sentar
las bases de una teoría independiente en su estructura de toda teoría anterior,
requiere de gran ingenio y valentía, pues corre el riesgo de que su teoría sea
despreciada y relegada al olvido.
John Maynard Keynes postula una nueva teoría revolucionaria, en tanto no
se adhiere a los preceptos y principios clásicos de la economía. La necesidad
de una nueva teoría económica viene dada, en este caso particular, por unas
condiciones históricas apremiantes y arduas. Los años posteriores a la primera
guerra mundial constituyeron para Estados Unidos uno de los puntos álgidos del
desarrollo industrial, pues este desarrollo fue acompañado de un sentimiento
nacional de progreso generalizado, y, más importante aún, de una tendencia al ahorro
que reposó en acciones bursátiles. No obstante, la tendencia general era la de
una muy grande oferta de productos y una insuficiente demanda que adquiriera y
realizara los mismos, lo que ocasionaría la expulsión general de mano de obra,
pues no era menester el continuar elaborando bienes de consumo cuando estos no
serían adquiridos con rapidez. El desempleo generalizado conllevó a una
posterior y abrupta caída de la bolsa de valores, el jueves negro de 1929, el
cual constituiría la puerta de entrada a la gran depresión.
La ley de Say, que sostenía que toda oferta crea su demanda fue quebrada
por la evidencia empírica. Las explicaciones que la economía clásica pudiera
brindar fueron insuficientes para el periodo de crisis que atravesaba la
economía mundial, nuevas fuentes teóricas fueron necesarias para implementar
políticas reales que alejaran la economía mundial de la tendencia hacia la
crisis. En este escenario John Maynard Keynes tuvo la palabra, al sostener que
era imperante un Estado efectivamente presente en las actividades económicas, y
que era él mismo quien debía abogar por políticas de redistribución del ingreso
que posteriormente fortalecerían la demanda agregada. Así pues, dentro de un
marco histórico en el que la debilidad y la insuficiencia de los planteamientos
clásicos era evidente, los nuevos postulados del keynesianismo vinieron como
una posible solución a la confusión económica generalizada.
La evidencia histórica muestra la ineludible necesidad de la creación de
nuevas teorías y el replanteamiento de las ya vigentes. La teoría marxista
encarnada en la Unión Soviética soportó bastante bien el periodo de la gran
depresión mundial, pero fue desintegrada en 1991. Los argumentos marginalistas
y las políticas neoliberales han resistido el paso del tiempo, llevando a
cuestas una gran carga de inequidad e injusticia social. Es necesario e
ineludible, por tanto, la actualización constante del conjunto de teorías, y la
generación de ideas que busquen una sociedad tangiblemente más equitativa, unas
lógicas económicas más humanas, y una sociedad verdaderamente consciente de su
naturaleza y su destino.
Escrito Por: Jorge Luis Rivadeneira.
Buen día Jorge
ResponderBorrarUn texto impecable.
Ademas estoy de acuerdo con vos en que es necesario replantear, crear, innovar teorías porque es claro que ninguna a demostrado llegar a la perfección. Quizá no se alcance dicha perfección pero al menos poder alcanzar planteamientos económicos aplicable que sea mas humana, mas equilibrada y se aterrice lo mas cerca posible a las condiciones reales de cada sociedad.
“Las ideas de los economistas y de los pensadores políticos, tanto cuando tienen razón como cuando están equivocados, son más poderosas que lo que se cree. Los hombres prácticos, que se creen liberados de cualquier influencia intelectual, son en general esclavos de algún economista difunto”. John Maynard Keynes
ResponderBorrarBuenas Noches.
ResponderBorrarDE acuerdo, para darle cavidad a una nueva teoría económica que tenga la capacidad de transformar la realidad hay que asumir el reto de recuperar su pertinencia. Hay que desandar el camino, pues así como hemos tenido que aprender varias cosas, tenemos que desaprender de otras para lograr hacer un cambio de paradigma en el campo económico.
Como economistas debemos buscar e implementar una modelo de pensamiento que responda a las necesidades sociales de la actualidad, y no continuar inmersos en modelos que propenden por la inequidad, la acumulación y el crecimiento económico de un solo sector social.
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