Carlos Andrés López Becoche
Desde el final de la segunda guerra mundial, el mundo ha estado dominado por el
modelo económico de libre comercio, el impacto que obtuvo ha promovido una increíble
reducción en las barreras comerciales y fomenta una integración económica entre países.
Aparte, este modelo está respaldado por instituciones como el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), que han sido
claves, puesto que, han ayudado con la disminución de la pobreza y el crecimiento
económico a nivel mundial. No obstante, en los últimos años, se han visto
acontecimientos que dejan a la expectativa de lo que podría ocurrir con este sistema
económico, un claro ejemplo es el del ascenso político de la presidencia de Donald
Trump, ya que este tiene un proyecto arancelario diseñado para proteger las industrias
estadounidenses y reducir el déficit comercial, como consecuencia, se han generado
fuertes debates sobre sus implicaciones para la economía global. Vamos a analizar las
consecuencias de estas políticas y como podrían poner en riesgo al sistema del libre
mercado desde una perspectiva Keynesiana.
La principal medida de Donald Trump para proteger la económica de EE. UU es la de
impulsar los aranceles, por esta razón, Trump opta por aplicar aranceles a las
importaciones de China, del acero y aluminio, y con ello también se podría ver afectado a
países como Canadá y México. Su principal objetivo es proteger la industria nacional,
reducir el déficit comercial y con ello fortaleciendo la capacidad negociadora del país.
Jeff Ferry, economista pro-Trump, nos menciona que estas políticas resultan ser
necesarias para que se reactive la manufactura estadounidense, y así reducir la
dependencia que tienen hacia China. Sin embargo, Meredith Crowley, economista de
Cambridge, citica las medidas del presidente Trump, ya que los precios se verían
afectados, y estos podrían subir para los consumidores, afectando más a los de escasos
recursos y así agravando la desigualdad económica.
Estas políticas arancelarias podrían traer como consecuencia una guerra comercial a
nivel mundial. Los países más afectados podrían responder con resarcimiento,
perjudicando sectores como la agricultura y la tecnología, que son claves para la
economía. Asimismo, los aranceles producen que haya incertidumbre en las cadenas de
suministro, haciendo que la inversión y el comercio internacional disminuya. Como
consecuencia, los países que se verían más afectos sería los que están en vía de desarrollo,
como, por ejemplo, el país de África subsahariana, que dependen de las exportaciones. En
otras palabras, las medidas de Trump no solo puede afectar la economía del país de EE.
UU, sino también la estabilidad económica global.
Desde una perspectiva más Keynesiana, se podría plantear un dilema con las políticas
arancelarias de Trump, las cuales serían entre el proteccionismo nacional y el bienestar de
los consumidores. Por una parte, se sabe que los aranceles pueden estimular en gran
medida la demanda interna del país al proteger a las empresas y generar empleo. Por otra
parte, los precios que se importan aumentan, trayendo como consecuencia que se pierda
poder adquisitivo de los consumidores, en especial aquellos que tienen una fuente de
ingresos baja. Esto podría ocasionar que haya una gran brecha en la desigualdad
económica, generando tensiones sociales.
De todas formas, Keynes habría lanzado una fuerte crítica al enfoque unilateral del
presidente Trump, ya que se considera que el comercio internacional es un pilar clave
para el crecimiento económico y la reducción de la pobreza. No obstante, no podemos
negar que también se han generado múltiples desigualdades dentro de países
desarrollados, que alimenta al descontento social e inicia el auge entre el proteccionismo.
En conclusión, es importante encontrar un equilibrio entre la intervención del gobierno
y la promoción del comercio internacional. En lugar de salir corriendo hacia el
proteccionismo, los gobiernos deberían procurar implementar políticas tanto industriales
como sociales que protejan a los trabajadores sin tener la necesidad de poner en peligro
los beneficios que trae la globalización. El futuro del libre comercio está en nuestras
manos, y en la capacidad de como abordemos estos desafíos de manera más equitativa y
sostenible.
Bibliografía:
David, D. (2025, February 16). Cómo los aranceles de Trump pueden poner en riesgo
la era del libre comercio que impera desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. BBC.
https://www.bbc.com/mundo/articles/c77r04x2lrko
Tremendo articulo. Aunque la guerra comercial entre EEUU y China no es nueva ya que viene desde la época de Obama en los últimos años se ha intensificado y ha sido mas notoria. A medida que pasa el tiempo EEUU pierde poder frente a su nuevo sucesor que es China y esta le lleva mucha ventaja en diversos sectores es por ello que Trump ha querido jugarse el todo por el todo con el fin de salvaguardar el país norteamericano. Aunque esto tiene sus ventajas y desventajas como lo menciono el compañero los que mas van a sufrir son las empresas de EEUU y los consumidores nacionales ya que estos recibirán el mayor peso de las políticas de Trump y eso ya se esta notando con el aumento de ciertos productos en los Estados Unidos. Hay que estar pendiente de esta jugada de Trump para ver en que termina.
ResponderBorrarEl artículo plantea un punto interesante sobre el impacto de los aranceles en la economía. Entiendo que Trump buscaba proteger la industria y reducir el déficit comercial, lo cual puede tener sentido en términos de impulsar la demanda interna y fomentar el empleo. Sin embargo, también me preocupa el efecto que esto tiene en los precios. Si los productos importados suben de precio, la gente con menos ingresos será la más afectada, y eso podría aumentar la desigualdad.
ResponderBorrarAdemás, Keynes veía el comercio internacional como algo fundamental para el crecimiento económico. Aunque sí estaba a favor de la intervención del Estado en la economía, su enfoque no era cerrar mercados, sino impulsar políticas que beneficiaran tanto a trabajadores como a consumidores. Me parece que el artículo al decir que necesitamos encontrar un equilibrio entre proteger a las industrias nacionales y mantener los beneficios de la globalización se encuentra en lo cierto . No se trata solo de imponer aranceles, sino de buscar soluciones más sostenibles que no perjudiquen a las demás personas.
El texto es interesante y, de hecho, acierta en diferentes puntos; por ejemplo, al señalar que las políticas arancelarias de Trump contradicen el espíritu keynesiano de cooperación internacional. Keynes habría rechazado el enfoque de separación o de aislamiento, ya que desestabiliza la demanda global y perjudica a economías interdependientes, especialmente a las más vulnerables (como los países africanos mencionados). Pero siento que se queda corto en soluciones, pues pudiste ejemplificar políticas keynesianas específicas, más que todo cuando mencionaste la necesidad de un equilibrio.
ResponderBorrarDe resto, me pareció muy interesante el texto y muy agradable de leer.
La discusión sobre los efectos del proteccionismo económico en el marco del pensamiento keynesiano es relevante, desde esta perspectiva, las políticas arancelarias de Trump presentan un dilema fundamental: si bien podrían incentivar la demanda agregada y fortalecer la industria local a corto plazo, a largo plazo corren el riesgo de afectar el consumo interno debido al encarecimiento de bienes importados, lo que termina por afectar el bienestar de los consumidores, especialmente los de menores ingresos.
ResponderBorrarUn punto de controversia es la aparente contradicción entre el proteccionismo y la estabilidad económica global. Keynes reconocía la importancia del comercio internacional para el crecimiento, pero también advertía sobre los efectos adversos de una competencia descontrolada que genere desempleo estructural. En este sentido, el texto podría profundizar en la relación entre el proteccionismo y la estabilidad del empleo, además de explorar alternativas keynesianas como el gasto público y la inversión en sectores estratégicos para estimular la producción sin necesidad de recurrir a aranceles.