Sebastián Pineda
Al finalizar el primer trimestre del 2025, El Banco de la Republica decidió mantener
inalterada la tasa de interés al 9,5%, sobra decir que se tuvieron grandes expectativas por la
presencia de un nuevo ministro de Hacienda, Germán Ávila, y de dos codirectores
designados por el presidente Gustavo Petro. Previamente, poco mas de la mitad de los
actores del sector financiero esperaban un recorte de 25 puntos básicos, así como la
mayoría de expertos que a pesar de ellos estaban en desacuerdo por el mal desempeño de
caja y el incumplimiento de las metas de recaudo que ha venido sufriendo el gobierno
Petro.
La precaución de la decisión puede deberse al leve aumento en la inflación anual, ya que
luego de tres meses de permanecer estable en 5,2%, incremento a 5,3% en febrero, con
posibilidad de incrementarse aun mas por los retos fiscales antes mencionados. El mercado
laboral continúa mostrando buenos registros en términos de incrementos de la tasa de
ocupación y caídas de la tasa de desempleo, que en enero de 2025 fue de 11,6%, 1,1 puntos
menos que en enero de 2024 (12,7%) Y la tasa de participación laboral, que pasó del 56,4%
al 58%. según la cámara de comercio de Bogotá,
Esta tasa de interés constante puede frenar cualquier incertidumbre que afecte
negativamente la inversión. Y dado el buen desempeño del mercado laboral, se podría decir
que el banco central está tratando de mantener un entorno de inversión estable, y así llegar
a un nivel de ocupación más elevado.
Y aunque la inflación no es demasiado alarmante, la principal preocupación del banco de la
republica es la complicada situación de caja, según Camilo Pérez, jefe de investigaciones
del Banco de Bogotá, ya que para los dos primeros meses del año el recaudo tributario
incumplió la mete con una diferencia de 70 billones de pesos, y el incremento del gasto del
gobierno, ya que viene arrastrando cuentas sin pagar desde el año 2024, que tan solo se han
visto amortizadas por el pago de las utilidades del Banco de la república y de Ecopetrol.
A todo esto se suma que Colombia tendrá que pagar, en 2025, 9.900 millones de dólares de
deudas pasadas. Destacándose las deudas que dejó el Covid, que se pidieron a cinco años a
la banca multilateral, y solo para cubrir los intereses de la deuda, se deberán pagar 60
billones de pesos, dinero suficiente para pagar cuatro veces la primera línea del metro de
Bogotá. Según Jorge Iván González, que dirigió el Departamento Nacional de Planeación
hasta el año pasado.
En este orden de ideas, si bajamos las tasas de interés podría estimular la demanda agregada
(más crédito, más consumo e inversión). Si la oferta de bienes y servicios no crece al
mismo ritmo, esto puede generar inflación. Una inflación más alta debilitaría el poder
adquisitivo y puede empeorar la situación fiscal si los gastos del gobierno (como subsidios
o salarios) aumentan más rápido que los ingresos.
Las tasas de interés más bajas también reducen el atractivo de la moneda local para los
inversionistas extranjeros. Esto puede desembocar en una fuga de capitales, lo que acabará
depreciando el tipo de cambio y encareciendo las importaciones. Si hay mucha deuda en
dólares, una moneda más débil aumenta el costo real de la deuda externa, agravando el
problema fiscal.
Así que si el problema de fondo es insuficiencia recaudatoria o la ineficiencia del gasto
público, bajar tasas no resolverá ninguno de estos problemas, como sugería el presidente
Petro cuando arremetió contra el Banco de la republica en sus redes sociales.
En Estados Unidos, a finales de enero de este año, La Reserva Federal (Fed) decidió
mantener su tasa de interés en 4,5%, tras tres recortes en 2023. La decisión refleja un
enfoque más cauteloso por parte de la institución, que busca evaluar el rumbo de la
inflación y el impacto de las políticas económicas del nuevo presidente, Donald Trump,
antes de realizar nuevos movimientos. El año pasado, la Fed redujo su tasa desde un 5,5%
hasta el 4,5%, en parte debido a preocupaciones sobre el debilitamiento del mercado laboral
y según Jerome Powell, presidente de la reserva federal; la tasa de desempleo se ha
estabilizado desde mediados del año pasado y, en el 4,1% en diciembre, siguiendo
relativamente baja.
Desde mediados de 2024 la ocupación se había desacelerado y la tasa de desempleo
aumentó, lo que a la la Fed a aprobar un recorte de medio punto en septiembre, el mismo
mes en el que la inflación llegó a su nivel más bajo durante la administración del demócrata
Joe Biden, hasta el 2,4% interanual, lo cual está cerca a la meta del 2% a largo plazo de la
Fed.
Puede que Keynes hubiera mostrado al evaluar el impacto de las políticas de Trump (como
aranceles o gasto fiscal), ya que en contextos de tanta incertidumbre, los bancos centrales
deben evitar movimientos bruscos que puedan desestabilizar expectativas. En el mercado
laboral pueden haber desajustes por las políticas de inmigración de Trump. Los ahorros de
los americanos de a pie pueden verse afectados por las cuentas de retiro invertidos en una
bolsa que cae recesión. Empresas como Tesla han perdido cotización en la bolsa producto
de la guerra comercial con China, ya que han perdido competitividad por los aranceles que
se han impuesto en días recientes.
El tema de los aranceles es interesante cuando nos preguntamos quien lo paga, si el
importador o el exportador, esto le da un carácter inflacionario a estos aranceles y dificulta
cuanto de la inflación lo causa el alza de precios causadas por lo aranceles, también hay
aranceles que se quitan de un día para otro, y otros que jamás llegan a imponerse, por lo
que la Fed tiene una situación muy complicada para intentar pronosticar la inflación lo que
termina generando mas incertidumbre.
Pero con todo eso, al mantener tasas, la Fed evita sobrecalentar una economía ya con bajo
desempleo, priorizando la estabilidad de precios.
Ambos bancos centrales siguieron un enfoque keynesiano pragmático; evitar movimientos
bruscos en un entorno volátil, priorizando el control de la inflación y la credibilidad, en
lugar de apostar por recortes prematuros que pudieran exacerbar desequilibrios. Esto nos
demuestra que la política monetaria no puede compensar por sí sola problemas estructurales
fiscales o políticos, y la prudencia sigue siendo la norma cuando los riesgos superan a las
certezas.
Bibliografía
https://www.youtube.com/watch?v=Ak4eCqUYMss
https://www.ccb.org.co/informacion-especializada/observatorio/analisis-
economico/mercado-laboral
https://www.france24.com/es/programas/econom%C3%ADa/20250130-ee-uu-opta-por-la-
Me parece que el texto de Sebastián ofrece un análisis muy completo y realista sobre la decisión del Banco de la República de mantener las tasas de interés en Colombia, comparándola de forma acertada con la postura de la Reserva Federal en Estados Unidos. Estoy de acuerdo con su enfoque en que mantener la tasa en 9,5% puede ser una forma de contener riesgos más profundos, como el déficit fiscal y la deuda externa, más allá de la simple lucha contra la inflación.
ResponderBorrarTambién valoro cómo el texto resalta la complejidad de bajar las tasas sin tener resueltos los problemas estructurales de recaudo y gasto público. Me parece acertado que se mencione que la política monetaria no puede actuar sola y que reducir las tasas sin controlar el déficit podría incluso empeorar la situación económica.
ResponderBorrarEs interesante notar cómo, a pesar de las presiones por una reducción en Colombia, el Banco de la República priorizó la estabilidad ante el leve aumento de la inflación y, sobre todo, la delicada situación fiscal. La insuficiencia recaudatoria y el incremento del gasto como factores clave que impiden que una baja de tasas sea efectiva. Es cierto, que la política monetaria por sí sola no puede solucionar problemas estructurales.
La incertidumbre generada por las políticas de Trump y la prioridad de mantener la inflación bajo control demuestran una gestión similar a la del Banco de la República.Es importante resaltar la influencia de las políticas de Trump en el mercado laboral y el comercio internacional, y cómo esto añade complejidad a las decisiones de la Fed. La pregunta sobre quién termina pagando los aranceles y su impacto inflacionario es relevante por que compleja aún más el panorama.
Me parece que describes con precisión el dilema en el que se encuentra el Banco de la República, mantener tasas altas para contener la inflación y la fuga de capitales, a costa de frenar el crédito y la demanda. Además, del énfasis en que el problema colombiano no es monetario, sino fiscal. Un Estado ahogado por deudas heredadas y recaudo insuficiente. El ensayo menciona el buen desempeño laboral (baja del desempleo al 11.6%), pero omite que esos empleos son mayoritariamente informales y mal pagados. ¿De qué sirve controlar la inflación si el 60% de los trabajadores no gana para vivir dignamente?. Ahora bien, el contraste con la Fed es clave. EE.UU. puede darse el lujo de ser "prudente" porque su desempleo es bajo (4.1%) y su inflación controlada (2.4%). Colombia no está en ese nivel. Aquí, la ortodoxia monetaria solo perpetúa el círculo vicioso: tasas altas, crédito caro, inversión privada débil, crecimiento mediocre y recaudo insuficiente.
ResponderBorrarMira, el problema no es solo que el Banco de la República mantenga tasas altas. El verdadero drama es pensar que bajar tasas mágicamente va a sacar a Colombia del hueco. ¡Falso! ¿De qué sirve estimular el crédito si la plata sigue concentrada en manos de unos pocos y el 60% de los trabajadores vive en la informalidad, ganando miserias? Sin distribución del ingreso, no hay desarrollo. Y ojo: una inflación alta es un robo silencioso a los más pobres, un impuesto disfrazado que los deja sin comida ni techo mientras los ricos se protegen con activos. Eso sí es violencia económica.
BorrarMe parece muy interesante cómo contrastas la política monetaria de Colombia con la de Estados Unidos, resaltando el contexto particular de cada país y los desafíos que enfrentan sus bancos centrales. Considero que logras transmitir muy bien la tensión entre mantener la tasa de interés estable para proteger la inversión y el empleo, y al mismo tiempo lidiar con la presión fiscal y los riesgos inflacionarios.
ResponderBorrarDesde una perspectiva keynesiana, tu enfoque sobre la importancia de evitar movimientos bruscos en las tasas de interés en momentos de incertidumbre es acertado. Como bien señalas, Keynes recalcaba la necesidad de políticas económicas coordinadas y adaptables a las circunstancias, y no necesariamente rígidas o dogmáticas. Además, destacas correctamente que los recortes de tasas por sí solos no pueden solucionar problemas estructurales como la baja eficiencia del gasto público o el bajo recaudo tributario
Es interesante la postura del banco de la republica luego de que muchos analistas esperaran que la tasa de interes bajara en al menos 25 puntos basicos, sumado al pedido por parte del presidente de disminuirlas para fomentar la inversion y consecuentemente el empleo. Asi como tambien esta situacion se hace aun mas interesante con el tema de la guerra comercial de Estados Unidos contra el mundo, que en un primer momento, era vista de forma beneficiosa para el pais debido a que algunos de sus competidores directos, por ejemplo del cafe, tenian aranceles mas altos, caso Vietnam, pero con los siguientes anuncios desde la casa blanca hacen que esta situacion sea aun mas dificl de preveer
ResponderBorrarEl artículo acierta al destacar la prudencia de los bancos centrales, pero falla en no criticar con más fuerza la falta de acción fiscal (especialmente en Colombia, donde el desempleo sigue alto). De resto todo me parece bien, ya que hizo un buen analisis al respecto.
ResponderBorrarLa verdad me parece un muy buen análisis de tu parte Sebastián, me parece que abre espacio para matices muy importantes. Según lo que aprendí es verdad que las decisiones del Banco de la República y de la Reserva Federal reflejan un enfoque que podría leerse desde una visión keynesiana, debido a que ambas instituciones priorizan la estabilidad macroeconómica en contextos de alta incertidumbre, especialmente cuando factores estructurales como el déficit fiscal en nuestra Colombia o la guerra comercial en EE. UU. (ñ) limitan el margen de acción de la política monetaria. Según lo que recuerdo la política monetaria puede estimular la demanda agregada solo si hay confianza en el futuro. Por lo que bajar las tasas de interés podría no tener el efecto deseado si las expectativas de los agentes económicos,
ResponderBorrar"los Homoeconomicus", son pesimistas o si la deuda y el gasto público desbordan la capacidad de reacción del Estado. En nuestra nación se suele mencionar que la incertidumbre fiscal genera una especie de "trampa de expectativas", donde incluso una expansión monetaria podría verse neutralizada por la percepción de riesgo económico general. En EE. UU., aunque las tasas son más bajas, se mantiene la cautela debido a los posibles impactos de los aranceles del Sñ Trump y la sensibilidad del mercado financiero.