ANDRES MORALES
El
presente texto intenta mostrar las dificultades que puede presentar un modelo
de economía propuesto teóricamente y después llevado a la práctica, mostrando
que el derrumbamiento de las políticas basadas en el trabajo realizado por J.M.
Keynes se encuentra en las extralimitaciones de sus políticas implementadas,
que llevadas al extremo provocaron su propia deslegitimación. Pero que hoy más
que nunca se deben volver a estudiar pues la concepción dominante, nuevamente,
es el libre mercado. Como propuesta teórica se presenta una posible salida a la
dicotomía perniciosa estado-mercado, que tiene sus pros y sus contras pero nos
ayuda a reflexionar que una conjugación de las dos posturas, bien realizada, es
posible.
Pues
bien, pese a que Keynes nos deja claro, desde su prólogo, que su análisis es puramente
teórico, pues advierte que “Su principal objetivo es ocuparse de las difíciles
cuestiones de la teoría, y solo secundariamente de sus aplicaciones prácticas”
(Keynes, 1936: 9), quizá por ello su dificultad en la lectura, no se debe
olvidar que sus ideas fueron en gran medida la solución a la gran crisis del
capitalismo, pues ayudo a salir de la gran depresión al mundo capitalista y a
definir el rumbo del capitalismo hacia sus mejores años.
Se
debe ser consciente, además, de que la aplicabilidad de las ideas para proponer
políticas económicas que cumplan con sus objetivos, es verdaderamente difícil.
Es por ello comprensible, más no justificable, que en el camino hacia su práctica
se hayan cometido varios errores, y más que todo, excesos. Los excesos se
entienden en el contexto de que se estaban justificando aquellas políticas del
estado benefactor, hacia un crecimiento que parecía no tener límites, pues se
creía que se habían resuelto los obstáculos que desembocaron en la gran
depresión y justificado, aún más, con la prosperidad traída por “los años
gloriosos del capitalismo”. Lo que nos muestra el documental “la batalla de las
ideas” es hasta donde se llegó a exceder en las políticas de intervención. Por
ejemplo, el nivel tan alto de la planificación estatal a tal punto de que se
determinaban los precios de un pasaje de transporte de la siguiente semana.
El
estado de bienestar, creo las condiciones para su posterior colapso. Pues es
claro que Keynes brindo herramientas a los estados para manejar situaciones de
bastante oferta de productores y poca demanda de compradores, incrementando el
gasto del estado e interviniendo decididamente en la economía. El exceso
ocurrió en convertir un estado temporal para hacer embate a las crisis, en un
estado permanente.
El
fenómeno no visto hasta ese momento y por ello tan difícil de resolver, fue la
estanflación: un estancamiento acompañado de altos precios; en vez de encontrar
su solución en los excesos de las políticas económicas dirigidas por la teoría
keynesiana, se hizo un viraje hacia la otra corriente económica en
contraposición y se decidió nuevamente un retorno a las políticas liberales, de
libre cambio. Esa parece la constante cuando un extremo no sirve se vira
inmediatamente al otro intentando encontrar soluciones.
Cuando
vemos hoy que el sistema de salud está en su peor momento en manos privadas,
que el número de desempleados va en aumento, que la privatización se cree como el
único camino posible hacia el desarrollo según los gobiernos; pareciera que muchas
personas hubieran querido que algo de ese estado benefactor quedara, y se lo
recuerda con nostalgia. Quizá no tanto sus políticas, recordando su
trayectoria, sino sus ideas y es allí donde se vuelve importante volver a
estudiar a Keynes.
La
historia tanto personal como colectiva nos ha mostrado que todos, o la mayoría,
de los extremos son malos. Y es precisamente que el debate se encuentra entre
estos dos polos opuestos, o neoliberalismo o planificación central, estado o
mercado, hasta capitalismo o socialismo, entre otros. Sin embargo, otras propuestas,
en nuestros contextos, más teóricas y discursivas que practicas han surgido
para dejar la polarización inútil por fuera. La tercera vía nace como una
alternativa para asociar y sacar lo mejor de las dos políticas económicas base.
Uno de sus abanderados es nuestro actual presidente, el economista Juan Manuel Santos,
que en boca del mismo se puede resumir su postura en pocas palabras de la
siguiente manera: “(…) el objetivo es establecer un gobierno de Tercera Vía que
se resume en un principio fundamental: el
mercado hasta donde sea posible y el Estado hasta donde sea necesario.”
(Bases PND 2010-2014, p. 22)
Esta
definición nos ayuda para realizar un análisis en dos sentidos. Primero, estas
propuestas pueden generar en el público, en los votantes, cierta dicha y velo
de que las decisiones en política económica tienen una postura progresista, y
hasta en algunos casos reaccionaria; pero al ver su real aplicación se quita
ese velo pues se ve claramente que una cosa es lo que nuestros gobernantes prometen
en sus planes de desarrollo, y otra es sus verdaderas intenciones. Ya hemos constatado
que su balanza está más inclinada hacia políticas neoliberales, a profundizar
la privatización de nuestras instituciones insignia, que ha favorecer el
Estado, esto por diversas circunstancias. Aun con todo esto, nos aporta algo
más para nuestro análisis, por eso vamos a lo que nos interesa de esta
propuesta.
La
propuesta de la tercera vía nos abre una serie de interrogantes interesantes
para analizar, por ejemplo: ¿Cómo se puede saber la “posibilidad” del mercado?,
¿Cómo se puede saber, cuándo el estado es necesario y cuándo no? ¿Cómo puede
saber un gobierno cuándo se está excediendo en sus políticas, en su intervención,
relegando al mercado a un segundo plano?, o al contrario, ¿Cómo puede saber el
gobierno, el momento exacto que el mercado tiene que ser intervenido?
La
realidad social representada en el mercado y otras muchas instituciones, da
señales de que algo ocurre con los cambios de políticas y es deber en este
sentido de la disciplina captarlos, interpretarlos y dar luces sobre estas
cuestiones. Es allí donde la disciplina económica es llamada para que trate de
resolver estos problemas e interrogantes, sin embargo es claro que nuestro
objeto de estudio es tan complejo que aventurarse a dar respuestas definitivas
resulta muy osado.
La
propuesta teórica abre caminos para reflexionar sobre estos interrogantes, y
muchos más, y sobre formas de modelos económicos hacia una convergencia de las
dos posturas. Pero antes de intentar proponer cualquier cosa, es menester
instruirnos en las teorías que las sustentan, entenderlas y posibilitar puentes
conectores para su mejor comprensión.
Pienso que en el escrito se plantea un punto de vista interesante puesto que logra una analogía entre los postulados de KEYNES y nuestro presente, pero la verdad es que el punto de vista del que nos habla el autor es para un país como el de ESTADOS UNIDOS si queremos ver nuestro actual problemática deberíamos ver qué tanto de eso es aplicable para un país como el nuestro, claro existirán algunos parecidos pero deberíamos analizar todo lo que cambiaría si se pensara en el país en el que se vive y que no todo tenía que ser una vil copia de los demás países, lamentablemente pensamos que si funciona el sistema que implantaron en los grandes países, en las grandes potencias funcionaria para un como el nuestro, no se sientan a dialogar o aceptar algunas de las propuestas algo “locas” de personas que intentan hacer que el país salga a delante de diversas maneras, aunque sea que la economía del país iniciara desde cero.
ResponderBorrarEs un texto que esta muy bien elaborado y de hecho me sirve para reflexionar y concientizarme del error que estaba cayendo, pues, cuando se esta aprendiendo , se empieza estudiar con detalle las teorias economicas en algunos instantes creemos ciegamente en ella sin tener conciencia que todas las propuestas tinen atributos y dificultades , pero no es por el hecho de cual escuela del pensamiento es mejor o peor , sino de comprender a fondo lo que nos plantean y que nos sirven para tener una responsabilidad en cuanto a sus interpretaciones, como bien lo dices en este escrito el objeto de estudio de la economía es muy complejo , al fin de cuentas es una denominada una ciencía social y dar respuestas definitivas frente a los modelos de esta es algo muy osado. recuerdo a alguien que me dijo " no se trata de casarse con una concepción teorica o decir que los modelos no sirven , ya que estos son generalidades pequeñas abtracciones d ela realidad" por lo tanto mas que estar en un extremo u otro se trata de comprender todo aquello que sostiene la teoría , los postulados, para entender y comprender lo que se estudia , para luego ir más allá y con ello me refiero a llegar al camino de la reflexión y la responsabilidad de como comprendemos o como juzgamos apresuradamente modelos sin tener en cuenta que la realidad es tan compleja que aún sabiendolo parace que no tuvieramos conciencia de ello.
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