VIVIANA ANDREA
SANCHEZ BRAVO
Para dar solución a nuestra pregunta aludimos
primero a la crítica que hace Keynes al
segundo postulado de la teoría neoclásica, en donde se define la oferta de ocupación y dice que
la utilidad del salario real es igual a la desutilidad marginal del trabajo
dado un nivel de ocupación, siendo esta la condición maximizadora de utilidad
por parte de los trabajadores.
Desglosemos
y entendamos que dicha utilidad del salario real es referente al grado de
satisfacción que le reporta al trabajador gastar su salario en el consumo de
bienes y servicios. Ahora bien por utilidad marginal del ocio (DMW) o a las
razones que induce a un trabajador a abstenerse de emplearse, antes que aceptar
un salario que represente una utilidad inferior a su criterio (coste de oportunidad que podría ser mucho mayor) en este sentido los clásicos admiten el llamado desocupación
friccional asociado al tema de la búsqueda y de la información como el de la
desocupación voluntaria, estados
descritos como “ocupación plena”.
Siguiendo
en relieve hay una tercera desocupación que los postulados clásicos no admiten,
Keynes la define como la desocupación involuntaria y dice “los hombres se encuentran
involuntariamente sin empleo cuando, en caso de que se produzca una pequeña
alza en el precio de los artículos para asalariados, en relación con el salario
nominal tanto la oferta de mano de obra dispuesta a trabajar por el salario
nominal corriente como la demanda total de la misma a dicho salario son mayores
que el volumen de ocupación existente”, en síntesis en un determinado nivel de salarios vigentes
(aún con disminución de salarios reales) existe una mano de obra que quieren
pueden y desean trabajar y no consiguen empleo, (“des ocupada”), incluso por un
nivel de salario inferior a la tasa de salarios vigentes, mientras que para la
teoría neoclásica es en el mercado de trabajo donde se determinan el precio
real del trabajo y el nivel de empleo ósea que
la visión clásica al disminuir
los salarios reales, el volumen de empleo aumentaría necesariamente ósea que la
demanda de fuerza de trabajo sería mayor y es aquí el meollo del asunto porque
si el segundo postulado clásico no se cumple, entonces no es verdad que los
trabajadores no aceptarían trabajar por un salario real menor, es más ellos estarían dispuestos a bajar sus salarios
debido a que la utilidad del salario real aún es mayor que la desutilidad de
trabajar. En este juicio, si hubiera desempleo, sería el involuntario.
Si
los trabajadores toleran una reducción
en sus salarios, la magnitud que se ve afectada es la del salario nominal y no
la del real es decir primero los
clásicos saben que el salario nominal es diferente al salario real pero los hablan de manera indistinta porque el supuesto
que los agentes económicos trabajan bajo un principio de racionalidad económica que dice que nadie
aceptará un salario nominal “bajo” en términos de un salario real. Pero aquí Keynes
entiende que una reducción en los salarios nominales no trae inherentemente una
baja proporcional en los salarios reales. Explicado en la propia lógica de determinación de los
precios neoclásica sobre los costos de producción, donde el precio de los
bienes es la suma de las retribuciones de los factores que se utilizan para producirlos.
El salario nominal es parte integrante de estos costos y por tanto del precio
del producto. Si los trabajadores aceptan que disminuya su salario nominal,
entonces el costo de contratación de la fuerza de trabajo también lo haría y,
por consiguiente, los precios de los bienes producidos caerían en una
proporción semejante. Nada se resuelve ya que a pesar de la baja de los
salarios nominales los precios también disminuirán y el salario real
permanecerá constante debido a que la relación entre el salario nominal y el
precio de los bienes varía en igual magnitud.
Finalmente
se rechaza así el segundo postulado neoclásico y damos por cumplido que los
trabajadores, por más que lo quisieran, no hay un mecanismo que permita
equiparar en forma tal de lograr igualar
la utilidad del salario real a la desutilidad marginal de trabajo. Esto ocurre
simplemente porque están en condiciones de fijar sólo su salario nominal y no
su salario real, el cual depende además de los precios que se determinan en el
mercado de bienes.
Entonces
si el salario real disminuye algunos trabajadores podrían ver que la utilidad
que les reporta dicho ocio es mayor que la utilidad que la brindada por el
salario, con lo cual podrían decidir abandonar sus puestos de trabajo. En este
sentido por ejemplo, en tiempos de
inflación los empleados deberían abandonar masivamente sus puestos de trabajo,
evidentemente esto no sucede.
De
ninguna manera se observa que los trabajadores renuncien a sus puestos de
trabajo cuando aumenta el nivel general de precios. Si bien los obreros se
resisten a soportar una disminución en sus salarios nominales, no acostumbran
abandonar sus empleos cuando baja su capacidad de poder adquisitivo.
Considero que el texto explica de manera clara la desocupación involuntaria con respecto al tema de los salarios cabría decir que además los trabajadores buscan proteger su salario real relativo y que por ello no permiten una reducción de los salarios nominales en relación con otros porque esto generaría una reducción relativa de sus salarios reales y que los trabajadores pactan el salario nominal en términos de salario real ya que no sufren de ilusión monetaria
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