Andrés Morales
Ante
las actuales circunstancias que está atravesando nuestro país, se podría decir
que la afirmación de que “La propensión a consumir puede considerarse como una
función bastante estable, siempre que hayamos eliminado los cambios (…)”
(Keynes 1981: 92) se encuentra bastante lejos de cumplirse. La función consumo
para Colombia con los más recientes acontecimientos, se encuentra en una
tendencia a retraerse, lo que se refleja directamente en una disminución del
PIB y por ende del crecimiento económico. Muchos esperábamos que este año fuera
difícil pero la realidad nos ha mostrado que esta mucho peor, y las
intervenciones no han sido de gran ayuda para aliviar el problema puesto que los
factores objetivos de la propensión al consumo se encuentran tremendamente
indeterminados.
Explicaré
por qué: primero, el fenómeno más representativo de nuestra economía desde hace
un poco más de un año es la creciente inflación, en febrero de 2015 se registró
una variación del IPC de 1.15%, el año pasado se terminó con una variación
total de 6,77%. Con un optimismo impactante del gobierno se esperaba una inflación
para el presente año alrededor del 7%, por ello ese fue precisamente el porcentaje
de ajuste del salario mínimo. Sin embargo la variación de precios en los
últimos doce meses ya va en 8,97%, esta diferencia repercute directamente en la
pérdida de poder adquisitivo, como lo que se afecta es el ingreso real inmediatamente
el consumo se reduce. Los precios vienen subiendo por una inesperada subida del
dólar, además de otras situaciones: como la climática; pero esta imprevisión
hizo cambios estructurales en los precios de todos los bienes importados,
específicamente los bienes de capital. Estos cambios afectan directamente a los
empresarios y en general, a toda la sociedad.
Asociado
al problema de la inflación se ha intentado tomar medidas para contrarrestarla,
pero estas no han sido eficaces. Según nuestro autor: “la influencia a corto
plazo de la tasa de interés sobre los gastos individuales hechos con un
determinado ingreso es secundaria y carece relativamente de importancia,
excepto, quizá, cuando se presenten cambios excepcionalmente grandes” (Keynes
1981: 91). La última modificación de la tasa de intervención de política
monetaria fue el 1 de agosto de 2016 y la subió a 7,75%, ya bastante grande
para generar algún cambio. Pero estas
medidas no han dado el resultado esperado, al contrario se han producido
efectos perjudiciales en otras direcciones, por ejemplo el gobierno y los
empresarios alegan que se está desincentivando la inversión, y como lo mostrara
Keynes, el ahorro, para invertirlo posteriormente, tampoco se incentiva con
estas medidas, sino que a pesar de todo este se reduce, puesto que al bajar la
inversión, la ocupación se disminuye, con ello también los ingresos en la
economía, y directa y proporcionalmente también el nivel que se destina al
ahorro.
Indudablemente
estas diferencias en los factores afectan las expectativas en el corto plazo
generando una previsión negativa para los consumidores. Pero no todo es malo,
ya que se están dado señales de mejora. Esto se puede notar en la variación de
precios que para el mes de agosto fue de –0,32%, y habrá que estar pendiente
del informe para septiembre. Esto es resultado, entre otras, porque la economía
se ha ido asimilando al cambio en la tasa de cambio y empiezan a surtir efecto
las políticas monetarias.
Por
otra parte, se avizora una nueva reforma tributaria “estructural”, la cual
propone, entre otros “cambios estructurales”, aumentar el IVA alrededor del
19%. Esto pone en una disyuntiva al país: menores ingresos y mayores precios. Además
de que se modificaran los niveles para declarar renta, es decir hoy declaran
renta quienes ganen al año $39.590.000, seguramente propondrán bajarlo hasta
$30.000.000 o menos.
Siguiendo
con las expectativas a corto plazo, es bien sabido que a finales de diciembre
se negocia el salario mínimo legal vigente, el cual tiene en cuenta para su
ajuste la tendencia creciente de los precios, pero como ya se mostró antes,
este año no le atino al ajuste y el siguiente aún no sabemos si vaya a pasar lo
mismo, esperemos que no, pero la incertidumbre se mantiene al estar asociada
con el tipo de cambio que tendremos, con las condiciones climáticas que
afrontaremos para el próximo año, entre otros.
Esos
otros factores que podrían afectar la propensión a consumir, y más directamente
al tipo de cambio, se ven en un impacto muy positivo por los acuerdos firmados
con las FARC-EP, puesto que le genera a los inversionistas internacionales un
nivel de confianza hacia el país que no se habría logrado en tiempos de
conflicto directo, se espera que fluirán mayores recursos de inversión y el
tipo de cambio se estabilice y se mantenga por debajo de los $3.000 pesos. Sin
embargo con la negativa del país hacia los acuerdos representado en un NO al
plebiscito, la situación del país se encuentra hoy en una absoluta
incertidumbre tanto en lo social, lo político, lo jurídico, y por supuesto, lo
económico; no sabremos que pasara en los siguientes días, solo se guarda la
esperanza de una renegociación. Pero la experiencia nos ha enseñado que las
“segundas vueltas” suelen ser peores. Ante este panorama se ve un escenario
futuro nada alentador, pero la esperanza tiene que ser lo último que se pierda.
El compromiso de los dirigentes de los grupos negociadores a acabar el
conflicto es evidente. Hay que seguir con la apuesta por el fin del conflicto,
y para delante que la paz no se firma ni se vota, sino que se construye cada
día con nuestras acciones, con nuestras “micro-revoluciones”.
Referencias:
El texto me gusta porque logra contextualizar la teoría (algunos de los factores objetivos keynesianos) con algunas cosas que están pasando en nuestro país, es algo que a mi parecer no resulta sencillo. Creo que el NO en el plebiscito se tradujo en mucho desconcierto, totalmente de acuerdo, y ahora ¿qué pasara? era la pregunta de muchos, pero si bien es cierto es que todo el barullo dejo de lado la importancia del aumento en la inflación, un gran mal que nuestro país ha padecido unos tiempos peores que otros, también el tema de la reforma tributaria, que en boca de muchos estaba el “firmar no porque nos van a subir los impuestos para pagarles tanto sueldo de no sé cuántos millones a esos, para financiar esa dichosa paz”…y así cientos de comentarios argumentados fugazmente por lo que los noticieros privados daban a comer. Ahora bien, cuando al principio nos hablas que la propensión al consumo y que según la cita expuesta aquí en Colombia está bastante lejos de cumplirse quisiera añadir que: primero el significado de propensión marginal a consumir “como la relación funcional x entre Ys, un nivel de ingreso dado medido en unidades de salario y Cs, el gasto que para el consumo se toma de dicho nivel de ingreso” [Keynes, 1936: pág88] más adelante nos dice que el consumo de una economía depende del monto de su ingreso, circunstancias objetivas y necesidades subjetivas e inclinaciones psicológicas, finalizando Keynes nos dirá que la propensión al consumo se verá afectada por factores subjetivos pero como tal se supone que se conocen entonces la propensión a consumir “depende solamente de los cambios en los factores objetivos” después Keynes desarrolla cuales son los factores objetivos que influyen en la propensión a consumir, ahora retomando parte de la continuación de la cita en el texto dice muy claro Keynes que la función de propensión a consumir será estable en la medida que se hayan eliminado los cambios en la unidad de salario en términos de dinero, por tanto que la función de propensión a consumir varié ya bien sea por los cambios imprevistos en el valor de los bienes de capital, y las modificaciones sustanciales en la tasa de interés y en la política fiscal producirán cierta diferencia, no creo que la función de propensión a consumir sea inestable, más bien como tal los “alicientes subjetivos y sociales” como por ejemplo la precaución, previsión, etc., hacen que los individuos y en el caso de la sociedad industrial moderna un ejemplo para esta sería el motivo liquidez, estos factores de índole subjetivo generan que en su conjunto los individuos y la sociedad industrial se abstenga a gastar sus ingresos por situaciones que en ese periodo este afrontando o espere afrontar a largo plazo, para Colombia la decisión frente a los acuerdos ente gobierno y FARC.
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