martes, 4 de octubre de 2016


Yeferson Agredo Gallego


Para iniciar este análisis es importante tener en cuenta que el ser humano desde su primigenia constitución y orientación por la vida, siempre tuvo la necesidad del consumo; las ideas primarias de consumo se rebatían en la idea misma de necesidad primordial, es por ello que con el transcurso del tiempo la propensión al consumo sea mucho mayor y requiera de varios análisis para comprender su amplio margen en la sociedad.

A partir de lo anterior, es importante tener en cuenta que los rasgos que nos arguyen a pensar sobre el consumo derivan especialmente del monto en el ingreso de un agente económico, es así como le economía es su construcción como disciplina fija su ruta hacia la idea misma de producción en tanto permite que la demanda agregada dependa de la oferta monetaria real, es decir que los ingresos reales de los individuos dependen del nivel de ocupación que exista en la economía, y por otra parte depende también de la variación en los ingresos, entonces “podemos suponer razonablemente que, si la unidad de salario varia, el gasto en consumo correspondiente a un nivel dado de ocupación cambiará, como los precios, en la misma proporción” (Keynes, 2000, pág. 89)

En este sentido, la demanda agregada depende como se ha dicho del nivel de ocupación que exista en la economía, pero también depende de las unidades monetarias que se gastan en un año, lo cual implica que sea igual a la oferta de dinero nominal por el número de veces que se mueve el dinero.

Entonces, como se ha observado, es menester plantear que el consumo depende de: en un primer momento, la variación del salario real, o como lo llamaría Keynes un factor objetivo a la hora de decidir cómo se consume, y por otra parte nos encontramos con el valor subjetivo del asunto, ya que como individuos psicológicos y cambiantes que somos, y estamos propensos a variar el consumo de acuerdo a la necesidades básicas, pero también a unas necesidades ostentosas (es pues el caso de la sociedad contemporánea, la cual brinda un sin número de razones para consumir de manera desaforada, en donde no hablamos de consumo, sino de consumismo[1]).

Por otra parte, los ingresos no solo nos llevan a pensar sobre su uso en el consumo, sino que también nos lleva a pensar sobre el ahorro y la tasa de interés (pero ello sujeto al nivel de ingresos que se tenga). Entonces debemos tener en cuenta que existe una relación directa entre ingreso y ahorro, es decir el ahorro depende o es una función residual una vez que se haya tomado las decisiones de consumo, es por ello que si se consume más, el ahorro decrecerá pero de manera sutil, afectando de este modo la inversión, aunque hay que tener en cuenta que cuando se deja de consumir no necesariamente se incurre en la inversión, sino que incide en varias variables propuestas por Keynes, como lo son la previsión, una mayor liquidez, una precaución, entre otras.

Para finalizar es pertinente reconocer que cada uno de los factores de la economía está propensos a cambios, por una parte Keynes afirma que “las tasas reales de ahorro y gasto totales no dependen de la precaución… La virtud y el vicio no tienen nada que ver con ellos; todo depende de hasta qué punto sea favorable la inversión la tasa de interés, después de tener en cuenta la eficiencia marginal dl capital” (2000, pág. 105), es así como autor permite pensar sobre cuál es el uso adecuado de las factores de producción y que nivel de ocupación tengan para su desarrollo en la sociedad y de esta manera garantizar que la población no tenga problemas de demanda efectiva, pero al fin de cuentas la sociedad cambiante hace que los factores de producción y en caso especial la ocupación de la mano de obra disminuyan en tanto la productividad se acelera con las nuevas tecnologías y ello nos deja ver que el nivel de ocupación del factor capital en este sentido atiborra el mercado de productos, los cuales son inalcanzables por los escasos ingresos que tiene la mayoría de la población. Entonces cabe preguntarse ¿Cuál debe ser el fin último del consumo? ¿Hasta qué punto el ser humano por su lucha de interés pasa por encima de los demás? Y sobre todo ¿Cuáles son las soluciones reales a los problemas de distribución del ingreso, el consumismo desaforado, la falta de oportunidades, el hambre, la miseria? Que a mi modo de ver son problemas reales que convocan a la sociedad a ser más humana.

Bibliografía

Keynes, J. M. (2000). Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero. (E. Hornedo, Trad.) Santafé de Bogotá, Colombia: Fondo De Cultuta Económica.





[1] Podemos ampliar el concepto de consumismo a partir de varios autores como, Guilles Lipovetsky, Zymunt Bauman y Jean Baudrillard entre otros. 

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