miércoles, 30 de agosto de 2017

A FALTA DE GENERALIDAD ¡NUEVAS PROPUESTAS!



La teoría económica clásica imperó durante mucho tiempo sobre el pensamiento económico mundial -y tal vez aún lo hace-; fue capaz de brindarnos un conglomerado de información muy grande cuyos alcances han estado presentes desde hace más de 200 años, esta teoría comenzó en un momento donde la sociedad -aunque se había hecho más compleja- no era tan evolucionada y dispersa como la de los días que corren; dificultando así que todos sus componentes estén inmersos en un aparato conceptual muy simple. La teoría clásica como cualquier otra busca comprender, analizar y exponer -el mundo y las relaciones que determinan lo económico- para poder explicar las dinámicas que se dan al interior de una economía, ¿cómo las personas toman decisiones?, ¿cómo interactúan las familias en las empresas en los mercados?; preguntas que se hacen con el objeto de simplificar la realidad para entender de una mejor manera todo el entorno económico.
 Sin embargo, -y lo reitero en este texto- una sociedad que evoluciona se hace más difícil de estudiar y los alcances del pensamiento económico tal vez no logren explicar o responder a lo que está sucediendo en la sociedad -en lo que a economía refiere, obviamente-. Esto -como ya lo sabemos muchos- fue lo que ocurrió a finales de la década de los 20´s, con la llegada de la Gran Depresión -un evento que nunca había ocurrido antes-, aparecieron nuevos retos; por lo tanto, la teoría económica quedó paralizada y le quedó grande salir del agujero en el que se encontraba. De manera que se hizo imprescindible el desarrollo de nuevos elementos conceptuales que pudieran arreglar la situación que se estaba dando. Debemos tener en cuenta que las teorías tanto de las ciencias naturales como las de las sociales o cualquiera que se les ocurra, debe servir como herramienta para explicar la realidad y la mayoría de cosas que suceden dentro de la misma -más no solo unas pocas y determinadas situaciones-, por el contrario no es de mucha ayuda o mejor dicho, no sirve para nada.
El keynesianismo siempre ha sido polémico, incluso desde sus inicios, y la razón la podemos hallar en el hecho de que toda la estructura teórica desarrollada por John Maynard Keynes fue, pues, una respuesta directa a la Gran Depresión y a la teoría económica que soportaba este sistema.  Si observamos con atención, los Keynesianos tienden a preocuparse o a ponerle más atención al desempleo que a otra variable, tienen la idea de que los precios y los salarios responden con lentitud a los cambios en la oferta y la demanda, además -y no voy a nombrar todos los principios de éste movimiento-, que en el funcionamiento de una economía influyen tanto las decisiones públicas como las privadas. En la economía, todo se reduce en última instancia al desempleo, esta situación puede ocasionar serio daños en un largo o corto plazo. Como lo mencionaba anteriormente, la preocupación por el desempleo es muy importante y me parece bien que expliquemos por qué los clásicos colapsan frente al desempleo y las razones por las cuales Keynes logra ser un poco más “aterrizado”.  Una cosa que me pareció curiosa -y para salirnos un poco del tema- es el hecho de que para ciertas personas resulta rentable no tener trabajo, un estudio del economista Martin Feldstein de la Universidad de Harvard demostró que algunos subsidios tienen la capacidad de generar este impacto.
Pero bueno, ahora sí, empecemos.
La teoría clásica de la ocupación se alza sobre 3 pilares fundamentales:
1.       La Ley de Say: “Toda oferta crea su propia demanda”
2.       El salario real es igual a la productividad marginal del trabajo: Este postulado nos da la curva de oferta laboral.
3.       El salario real en la economía es igual a la desutilidad del nivel de ocupación del trabajo: Por su parte, este postulado nos da la curva de demanda laboral.
Keynes dice… vea, “estos tres supuestos, no obstante, quieren decir lo mismo, en el sentido de que todos subsisten o se desploman juntos, pues cualquiera de ellos supone lógicamente a los otros dos”, en síntesis, ninguno de los tres funciona. Pero la pregunta es ¿por qué? -y la cuestión también me la hice yo,  porque en mi libro de principios de economía, la teoría clásica esta por todos lados y esto es todo automático, me parece perfecto como todo cuadra y se equilibra, ¿por qué la ocupación entonces no?-.
Pues bien, Keynes nos dice lo siguiente:
Primero que todo, cada punto de equilibrio para los clásicos es un punto de pleno empleo. Ya de entrada tenemos un supuesto que es exagerado en términos de ocurrencia. ¿Cuál es la probabilidad de que exista en pleno empleo en la economía? Quien sabe, tal vez sea ninguna, poco probable o hasta imposible. Ahora, ¿cuándo se encuentra en equilibrio el mercado de la ocupación? En el punto en que las dos curvas se cruzan, es decir, cuando el salario real es igual a la desutilidad marginal del trabajo. Pero algo que hay que tener en cuenta, muy en cuenta, es que cada vez que una de las dos curvas o las dos se mueven, este cambio significa un nuevo nivel de precios y cantidades, por lo tanto hay un nuevo nivel de producción, por lo que para esos nuevos niveles de producción hay otros niveles de ocupación.
Segundo, porque los clásicos se descuidan y no son tan “realistas”:
1.       La primera situación por la que no funciona el primer postulado es porque parte de un supuesto fundamental: donde el Salario nominal es igual al Salario real. Keynes critica el hecho de que el dinero no solo es un medio de cambio sino que tiene fuertes impactos en la economía. En pocas palabras, para Keynes, la relación entre los dos salarios es inversa: cuando el salario nominal cae, el salario real aumenta y cuando el salario nominal sube el salario real cae. Porque recordemos, los clásicos solo consideran el dinero como un medio de cambio sin mayores impactos en la economía, descuidando así, sus teorías de precios.
2.       Supuestamente, los trabajadores están en posición de fijar por sí mismos su salario real ya que como este es igual al real y en el contrato se estipula el salario nominal hay un acuerdo y se resuelve el problema de manera muy simple. Ahora, lo que tenemos que preguntarnos es: ¿hay flexibilidad en los contratos?¿se pacta el salario real en el contrato? La respuesta es un rotundo NO y Keynes muy inteligentemente lo dedujo: no hay flexibilidad para pactar los contratos, el trabajador simplemente se adhiere a lo que el demandante de mano de obra propone y listo, además, como el salario real es diferente al nominal; los trabajadores solamente pactan el salario nominal en sus contratos
3.       Teniendo en cuenta lo anterior, hay una premisa clásica que afirma que los obreros no están dispuestos a trabajar por un salario nominal menor a un determinado nivel y por tanto esta situación hará que éste se retire del mercado. Keynes, por supuesto, dice: no, eso no es cierto. La razón está en que por la angustia de no tener trabajo y como se vuelve un tema de supervivencia habrá alguien que diga: “yo trabajo por menos”. Incluso, los trabajadores no se dan cuenta que las fluctuaciones en el mercado y hasta la devaluación de la moneda afecta su salario real y como están bajo un contrato rígido no pueden decir frescamente: ay, me retiro, mi salario real se afectó, chao.
4.       Los clásicos solo aceptan dos tipos de desocupación: la voluntaria (tiene en cuenta la premisa que mencioné en la razón 3) y la friccional (cuando un trabajador sale de un empleo y busca otro trabajo). Keynes dice: aquí falta algo más, y propone la desocupación involuntaria en la cual los trabajadores están dispuestos a trabajar bajo el salario nominal existente pero no pueden trabajar porque el aparato económico no tiene la capacidad de absorción para aquellos que se ofrecen.
5.       Según el segundo postulado, los trabajadores tienen en el salario real un indicador preciso, es decir, el salario tiene esa capacidad explicativa y predictoria de las motivaciones que los trabajadores tengan para no trabajar. Keynes afirma que lo anterior no es cierto ya que cada vez que se modifica el salario nominal el salario real también lo hace, entonces, la situación no se hace muy clara debido a los cambios tan continuos.
A partir de estas rupturas -y lógicamente muchas más- fue que el keynesianismo se abrió paso hasta la década de los 70´s a lo largo y ancho del planeta. Lamentablemente la intervención del estado (la cual es una base de la teoría keynesiana) se hizo cada vez mayor dificultando el dinamismo económico conduciendo así a que se dejara de adoptar.
Entonces, podemos concluir que los postulados clásicos definitivamente no se cumplen. ¿Por qué?
1.       Por la forma en como consideran que se genera el pacto salarial.
2.       Porque los trabajadores no tienen la capacidad en el pacto salarial para precisar lo que va a ocurrir en el salario real.
3.       Porque los trabajadores siempre se van a resistir a que les disminuyan el salario nominal pero nunca van a objetar cuando suban los precios de la canasta familiar (inflación - baja en el salario real).
4.       Porque las variaciones que se presentan en el nivel de ocupación estarán ligadas a lo que ocurra en las variaciones existentes entre salario real y nominal y lo que ocurra entre estas dos variables estará siempre ligado a una condición de baja de ocupación.
De manera que, podemos decir, la teoría clásica solo es capaz de explicar un caso único en la economía -con respecto a lo que estamos tratando-, cuando hay pleno empleo. Por ello el título de mi texto, a falta de generalidad (los postulados del empleo de la teoría clásica)…¡nuevas propuestas!
Si bien es cierto ninguno funciona, Keynes más o menos se resigna a aceptar el primer postulado y para él propone: cómo se incrementa el nivel de demanda y qué pasa por el lado de la oferta. Por el hecho de haber sido tan extenso no los trataré en el texto, sino que lo menciono para que se entienda un poco más mi idea; la formulación de nuevas propuestas para la crisis y la verdadera teoría económica.


Adrián Jiménez

Bibliografía.
J.M Keynes - La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero. Fondo de cultura económica.

Edmund Conway - 50 cosas que hay que saber sobre economía. Ariel

1 comentario:

  1. Hola
    Es un texto muy interesante, la manera como manejas tus ideas y lo planteado por estos grandes de la economia es bastante claro y como justificas dichos planteamientos lo hace al texto muy completo.

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