jueves, 12 de octubre de 2017

Economía conductual, ¿Su fuerza en Keynes?



Ya que entramos cada vez a un campo que toma más fuerza es importante ir relacionándolo con lo aprendido en clase, por ejemplo, miremos un término muy peculiar "Espíritus animales” es un término usado por J.M.Keynes para describir los aspectos emocionales (o poco racionales, en términos de cálculo económico) que influyen en el comportamiento económico humano y que generalmente se mide en términos de confianza del consumidor o confianza empresarial. Son las famosas "expectativas" que las consultoras en economía tratan de proyectar para entender mejor los ciclos económicos por venir. 

Bueno pues Keynes nos enseña, en su famosa Teoría General, que "la mayor parte de nuestras decisiones de hacer algo positivo, cuyas consecuencias completas se irán presentando en muchos días por venir, sólo pueden considerarse como el resultado de los espíritus animales, un resorte espontáneo que impulsa a la acción de preferencia a la quietud, y no como consecuencia de un promedio ponderado de los beneficios cuantitativos multiplicados por las probabilidades cuantitativas”.

Así vemos la relación entre Keynes y la economía conductual se van ligando cada vez más debido a uno de los objetivos principales de la Economía Conductual es entender mejor esos "Espíritus Animales" de los que hablaba J.M.Keynes, los cuales son claves en las decisiones de consumo e inversión, y bastante dejados de lado por los modelos economatematicos del siglo XX. Y como ya todos sabemos la importancia que nos deja cada una de estas variables, tanto el consumo como la inversión, que son fundamentales para que las economías se puedan fortalecer, desde la mirada de Keynes.

En otras palabras la Economía Conductual de hoy buscan introducir en el análisis económico la verdadera racionalidad humana al tomar decisiones económicas, y no la ficticia del homo economicus hiper-racional que se ha usado tradicionalmente, solo por el hecho de tener una “comodidad metodológica”, en la teoría económica moderna. De hecho, cuando se revisa la trayectoria del desarrollo teórico de la economía, se encuentra que precisamente han sido los componentes psicológicos del comportamiento humano los que han sido más simplificados y casi extinguidos de los paradigmas dominantes en economía, lo que no debería ser así por las razones ya vistas y son por su influencia en variables importantes a la hora de tomar decisiones económicas, tanto en el momento de consumir, como en el momento de invertir o incluso en el momento hasta de ahorrar.

También es posible ver que Keynes, disparó una de las discusiones más controversiales en economía, el de las rigideces institucionales que traban el funcionamiento del mercado, dejando como una utopía a buena parte de las  teorías neoclásicas, puesto que en el fondo, la respuesta está en nuestro formateo cerebral, por así decirlo, ya que somos adversos a los cambios por naturaleza, por lo que la rigidez institucional y los contratos inflexibles reflejan nuestro funcionamiento neuropsicológico, pero como es lógico hace un siglo atrás las Neurociencias no estaban tan avanzadas como ahora, por lo tanto Keynes no pudo justificar de esa manera sus postulados, solo le quedaba la introspección y la observación de los hechos, lo que le quitó algo de contundencia argumental.

En conclusión, se puede aclarar que las perspectivas conductuales, que son fuertemente dinamizadas en las últimas décadas, y que pudieron ser originadas por los pensamientos de Keynes, han sido pensadas básicamente para dos aspectos: 

Primero para intentar actualizar las ecuaciones neoclásicas, sirviendo para proyectar correctamente algunos de los resultados en los cuales los modelos tradicionales fallan, y segundo puede utilizarse activamente para mejorar el gerenciamiento de negocios, productos y grupos de trabajo en la práctica diaria, con miras a mejorar el desempeño de las organizaciones en el mundo real. Sin lugar a dudas, ambos objetivos deberían ayudar, de lograrse, a un mundo más feliz para las próximas décadas, con políticas económicas y empresariales acordes a las verdaderas demandas psicológicas de los seres humanos, y no de los irreales seres que proceden con las complejas ecuaciones matemáticas que todavía gobiernan la economía teórica.

Por: 44101088

Fuentes




Keynes, John Maynard (1998). Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero. Biblioteca de Grandes Economistas del Siglo XX. Introducción y comentarios de José Antonio de Aguirre. Madrid: Ediciones Aosta. ISBN 978-84-88203-05-2.

3 comentarios:

  1. Que buen texto,se enmarca en lo que acontece al nuevo premio nobel de economía,Richard Thaler por sus contribuciones a la economía conductual. No cabe duda de que fue Keynes el pionero de dicha rama de la economía pues en su analisis tuvo en cuenta variables psicologicas como la propension al consumo y la preferencia por la liquidez.
    Es así como hoy en día digo KEYNES VIVE,pues esta teniendo un auge la economía conductual que se interesa en explicar porque los individuos muchas veces se comportan de manera distinta a la de un agente racional, alejándose de uno de los supuestos fundamentales de la economía clásica.

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  2. La economía conductual se nutre del campo de la psicología y le permite aplicar estudios de las emociones humanas y su influencia en la economía. La toma de decisiones de lo consumidores es de vital importancia en la consideración de una marca y su relación con el mercado y las relaciones con el consumidor.
    La crisis financiera-económica de 2008 ha constatado y puesto en evidencia que los fundamentos de la economía tradicional son totalmente inconsistentes con la realidad que pretenden representar y las metáforas de "mano invisible" que autoregula mercados financieros e instituciones es una falta de veracidad, a mi modo de ver totalmente reducionista cuyos mecanismos incapaces de establecer predictores anticipatorios basados en modelos construidos sobre asunciones erróneas han explotado y se han llevado por los aires el monopolio basado en modelos matemáticos que la otorgan un rigor científico aparente.
    La economía conductual en vez de asumir que las personas son racionales y desde ésta racionalidad inferir los comportamientos, no da por hecho que las personas se comporten de una manera determinada, sino que parte de un enfoque experimental en el que la premisa esencial consiste en analizar cómo se comportan las personas en situaciones diferentes, en entornos distintos y bajo diferentes influencias y después a la vista de los resultados se infieren sus implicaciones.

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  3. Buenas Noches.

    Buen texto, el afán por el consumismo es lo que nos despierta ese espíritu de animales que hace que nos comportemos de forma irracional, esa preferencia por la liquidez es la que hace poco posible que se hagan nuevas inversiones.
    Efectivamente, si las neurociencias hubiesen estado con el avance de ahora en los tiempos de las investigaciones de Keynes, su teoría estuviera con una mejor estructura a la que propuso y tuviera una fuerte contundencia argumental, de igual manera sirve como base para nuevas investigaciones que den respuestas más acertadas y que se acerquen más a la realidad económica teniendo en cuenta variables psicológicas así como ya lo hace la neuroeconomia.

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