Kevin Mondragón
El mercado, estimulador de
ilusiones creadoras de deseos y el poder negociar un salario constituirá una
avance a esos estímulos.
Primero, señalaré la distinción
propia del salario real y salario nominal, que como postulado Clásico y
keynesiano, distan de su concepto, acercándonos mas a una ilusión sobre el
mercado a la que propongo. En efecto, los Clásicos no alejan su definición de
lo nominal y lo real, generando identidad en ambos, Keynes por el contrario,
distancia los conceptos, identificando razones como la incapacidad de negociar
los salarios reales.
Segundo, la crítica de Keynes sobre
la misma distinción de lo nominal y lo real, nos lleva a pensarnos en las
relaciones políticas y económicas, en la lucha por el poder negociar, en este
caso, el salario nominal o la misma idea la ilusión que quiero presentar, ya
que a partir de esto, la creación de ilusiones y generación de concisiones para
lograr la negociación optima se convierte en un fin de todo trabajador.
Tercero, en la misma idea de
negociar el salario mínimo legal vigente, que se convierte en el salario
nominal que Keynes distingue, al cual, diferencia dentro de la ocupación, un
desempleo involuntario, el cual asevera de un gran número de mano de obra
dispuesta a trabajar por debajo de ese pacto y que su duración de desempleo no
es voluntaria, analizando las variaciones de la demanda agregada, llevando la
mirada al mercado de trabajo, constatando mas aun que el mercado de bienes no
puede ser el mercado donde se negocie un pacto de salario, ni mucho menos que
los trabajadores tengan la posibilidad de negociarlo.
Cuarto, la ilusión de poder
negociar un salario, que primero, hoy yace de una larga formación en lo no
económico (refiriéndome a un alejamiento de la teoría económica de la práctica,
ejemplo de ello, la misma negociación de los sindicatos y gremios o la
implementación de políticas publicas- pero no tendrán mayor desarrollo dentro
de este análisis) segundo, la creación de la necesidad de una formación académica
que logre superar las expectativas para poder negociar a partir de títulos (es
un análisis de regresión si se quiere, ya que hoy la especialización del trabajo
para toda aquella mano de obra sin trabajo se convierte en básica, ya que se
demanda mayor mano de obra a esa misma mano de obra poco calificada y-o
técnica) tercero, la misma dificultad del trabajo o de la realización de
ciertas labores, que pueden conducir a enfermedades, a exposiciones graves, e
incluso a muerte, esto definitivamente genera una ilusión de poder negociar un
salario, que lleve a dirimir una labor de trabajo a una labor de sobrevivencia,
por último, en esta misma línea, el mercado como creador de expectativas, así,
la ilusión de poder negociar un salario se convierte en una atrevida forma de
superación y competencia por mantener un trabajo estable, ya que esa misma
ilusión de generación de competencia, generara mayor poder de negociación de
salarios.
En conclusión, la ilusión de
negociar un salario, bajo la diferenciación de lo real y nominal, esta generado
por una ya creación de expectativas frente a la necesidad de entrar en un mundo
laboral.
La ilusión del monto de la remuneración por el trabajo dentro de una línea de trabajo, es algo normal, y lógico, para la mirada del sistema de producción capitalista. Y, estoy de acuerdo que, lo planteado por el autor de este artículo, refleja esa mirada que está más allá de lo evidente. Dado que, la ciencia económica se está centrando en realizar investigaciones de orden positivo que revelan los cambios en las variables en el tiempo y espacio, pero eso es tan solo una abstracción de la realidad, donde no se estudia rigurosamente estas problemáticas que aquejan al conjunto de la sociedad. Pero, si se realizan dichos acercamientos a los problemas, éstos son rápidamente superados y excluidos de las agendas políticas. Porque, lo que realmente interesa es la remuneración del capital puesto en juego por el capitalista, mas no, tiene en cuenta las externalidades negativas que puede traer en todos los ámbitos de la vida.
ResponderBorrarUn ejemplo de esa separación en la sensibilidad de la vida frente a las rentabilidades, es cuando el psicoanalista Edward Bernays, sobrino de Sigmund Freud, en los Estados Unidos de América la llevo a ser en gran medida la economía del consumismo, y todo porque se manipulaba a las masas, atacando en el lugar que todos somos vulnerables y tienen repercusiones. Con esto, la parte psicológica que también menciona Keynes, es por lo cual estas y más ilusiones que aquejan a la mano obrera se encuentran y seguirán. Porque, trátenlos como los traten los obreros no tiene alguna otra opción y por sobrevivencia toca que recurrir a los medios que se encuentran disponibles.
Hola...
ResponderBorrarEl artículo describe los aspectos ilusorios del “pacto del salario” que le proponía a los trabajadores sustentar el déficit económico, lo que llevó a elevar los índices de pobreza. El texto enumera paralelamente las bases de la economía clásica para hacer factible y aceptada la idea del “pacto del salario”, al tiempo que enumera el engaño y el grado de afectación de cada iniciativa que apoyaba la premisa. Es de este modo como el artículo contribuye a recordar aspectos elementales que reflejan lo oportuno de tener en cuenta la teoría Keynesiana.
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ResponderBorrarBuena tarde, desde mi perspectiva es un texto apto que recalca y sugiere desde el titulo la utopía del establecimiento salarial, en cuento a la teoría clásica que lo ve como un convenio, pero tal como lo aclara Keynes y como observamos en la realidad, no se da tal pacto, en principio es válida la aclaración de los términos salario real o nominal que distan entre las dos corrientes del pensamiento. Así que la aspiración salarial se convierte en ilusoria y llena de expectativas frente a costos de vida que generan variaciones en la remuneración real.
ResponderBorrarEs un texto muy interesante y aunque corto,desarrolla minuciosamente la idea, sobretodo el nombre de su análisis. En cuanto a las teorías clásica y keynesina donde surgen planteamientos en cuanto a los salarios nominal y real que afecta en ultimas el nivel de ocupación, efectivamente como lo dice el autor y keynes muchos hacen parte de la mano de obra que se encuentra desempleada involuntariamente debido a los bajos salarios y quizás explotación que reciben al percibir salarios muy por debajo de lo esperado o el mínimo para sobrevivir y poder cumplir con sus necesidades básicas, pero que aun asi siguen empleándose y aceptando un salario bajo porque ellos no cuentan con el poder de pactar sus salarios que también sus bajos y pactados bajo intereses personales.
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