Cód.: 104415010609
La propensión a
consumir keynesiana es la relación funcional existente entre un nivel de
ingreso dado y el gasto de consumo para dicho nivel de ingreso. Y la suma que
la comunidad gasta en consumo depende a) del monto de su ingreso, b) de otras
circunstancias objetivas que lo acompañan, c) de las necesidades subjetivas y
las inclinaciones psicológicas y hábitos de los individuos y d) de los
principios según los cuales se divide el ingreso entre los individuos. Los dos
primeros son factores objetivos, los restantes son subjetivos.
De entre los
factores objetivos, Keynes cita: a) un cambio en la unidad de salario; b) un
cambio en la diferencia entre ingreso e ingreso neto; c) los cambios imprevistos
en el valor de los bienes de capital, no considerados al calcular el ingreso
neto; d) cambios en la tasa de descuento del futuro (esto es, la relación de
cambio entre los bienes presentes y futuros); e) cambios en la política fiscal;
y f) cambios en las expectativas acerca de la relación entre el nivel presente
y el futuro del ingreso, de su exposición, llega a la conclusión de que en una
situación determinada, la propensión a consumir puede considerarse como una
función bastante estable. Los cambios imprevistos en el valor de los bienes de
capital pueden hacer variar la propensión a consumir, y las modificaciones
sustanciales en la tasa de interés y en la política fiscal pueden producir
cierta diferencia; pero los factores objetivos que pudieran afectarla, si bien
no deben despreciarse, no es probable que tengan importancia en circunstancias
ordinarias.
Para Keynes, el
hecho de que, dada la situación económica general, el gasto en consumo dependa
principalmente del volumen de producción y ocupación, justifica que no se
consideren los otros factores en la función general, propensión a consumir,
porque, mientras los demás pueden variar, el ingreso total es, por regla
general, la principal variable de que depende el consumo. En consecuencia, el
consumo depende principalmente del volumen de ingreso total, y los cambios en
la propensión misma son de importancia secundaria, respecto a la forma normal
de la función, cabe decir que el consumo aumenta a medida que crece el ingreso,
aunque no tanto como éste. La relación entre el incremento del consumo y el
incremento del ingreso de un hombre es positiva pero menor que la unidad. De
este modo, un ingreso creciente irá con frecuencia acompañado de un ahorro
mayor; y un ingreso en descenso, acompañado de un ahorro menor, en mayor escala
al principio que después.
Para Keynes,
fuera de los cambios de corto periodo en el nivel del ingreso, resulta evidente
que un mayor nivel absoluto de ingreso se inclinará, por regla general, a
ensanchar la brecha que separa al ingreso del consumo. Esto impulsará casi
siempre a ahorrar una mayor proporción del ingreso cuando el ingreso real
aumenta. “consideramos como regla psicológica fundamental de cualquier sociedad
actual que, cuando su ingreso real va en aumento, su consumo no crecerá en una
suma absoluta igual, de manera que tendrá que ahorrarse una suma absoluta
mayor, a menos que al mismo tiempo ocurra un cambio en los otros factores.”
(Keynes, 1936).
El menor
crecimiento del consumo que podía preverse en una economía en crecimiento
tendría para Keynes consecuencias desafortunadas. Pues, para él el consumo es
el único objeto y fin de la actividad económica. Las oportunidades de ocupación
están necesariamente limitadas por la extensión de la demanda total. Ésta puede
solamente derivarse de nuestro consumo presente o de nuestras reservas para el
consumo futuro. Siempre que se produzca un objeto durante el período, con la
intención de satisfacer el consumo posteriormente, se pone en movimiento una
expansión de la demanda corriente. Ahora bien, toda inversión de capital está
destinada a resolverse, tarde o temprano, en desinversión de capital. Por
tanto, el problema de lograr que las nuevas inversiones de capital excedan
siempre de la desinversión de capital en la medida necesaria para llenar la
laguna que separa el ingreso neto y el consumo, presenta una dificultad
creciente a medida que aumenta el capital. Las nuevas inversiones sólo pueden
realizarse como excedente de la desinversión actual del mismo, si se espera que
los gastos futuros en consumo aumenten. Cada vez que logramos el equilibrio
presente aumentando la inversión estamos agravando la dificultad de asegurar el
equilibrio mañana. Una propensión a consumir descendente en la actualidad, sólo
puede amoldarse al provecho público si se espera que algún día exista una
propensión mayor a consumir
Ya dada una
breve resumen de la explicación que Keynes nos brinda sobre la propensión
marginal a consumir podemos ver como
esta se ve reflejada en Colombia y una forma muy fácil es mirando las estadísticas del Departamento
Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane) el cual reportó que en 2017 el gasto en el
consumo total creció 2,2%, frente a un crecimiento de 1,7% que tuvo en
2016. En el desagregado, el componente de consumo del Gobierno creció
4% el año pasado, frente al 2,4% reportado en 2016. El gasto de los
hogares por su parte creció 1,7%, mientras que en 2016 dicho gasto aumentó
1,5%.
Estos datos se
derivan de la información del Producto Interno Bruto (PIB) mirado desde la
demanda, que reveló el Dane, Según la entidad, desde la demanda se logró,
además de un consumo total creciendo al 2,2%, unas exportaciones variando -0,6%
y una formación bruta de capital creciendo 0,1%. el crecimiento del consumo de
los hogares se dio principalmente por una variación de 2,8% en el alquiler de
vivienda, los servicios como agua y electricidad, el consumo de gas y otros
combustibles; también de 2,8% en alimentos y bebidas no alcohólicas, y de 2,1%
en recreación y cultura.
Bibliografía:
·
Teoría general de la ocupación, el
interés y el dinero
·
https://www.portafolio.co/economia/el-consumo-total-en-colombia-crecio-2-2-en-2017-514550
La propensión marginal al consumo es la cantidad que se destina al consumo por cada peso adicional que se recibe, en un país en vía de desarrollo como Colombia gran parte de la población no alcanza a cubrir sus necesidades con los ingresos que tienen, por lo tanto cuando aumenta su ingreso se ven obligados a destinar la totalidad en muchos casos y en otros casos la gran mayoría del ingreso adicional al consumo, por lo tanto una alta propensión al consumo puede traducirse en un país con baja calidad de vida. Colombia es un país con una propensión marginal al consumo aproximadamente de 0.86 lo que quiere decir que por cada peso adicional en el ingreso se destinan 0.86 pesos al consumo o también que por cada peso adicional en el ingreso se dedican 0.14 al ahorro, lo que traduce que Colombia es un país de bajos ingresos para sus habitantes por lo tanto no se tiene la oportunidad de tener un nivel de ahorro alto.
ResponderBorrarAl existir otro texto que guarda también similitudes con el presente, como lectores, podemos permitirnos entablar una especie de paralelismo entre ellos; en mi caso considero que el presente texto, realiza una mayor descripción y adaptación de las cifras empleadas, por lo que me resultó más interesante al realizar la lectura.
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