martes, 19 de febrero de 2019

Propensión marginal a consumir en Colombia


Cód.: 104415010609
La propensión a consumir keynesiana es la relación funcional existente entre un nivel de ingreso dado y el gasto de consumo para dicho nivel de ingreso. Y la suma que la comunidad gasta en consumo depende a) del monto de su ingreso, b) de otras circunstancias objetivas que lo acompañan, c) de las necesidades subjetivas y las inclinaciones psicológicas y hábitos de los individuos y d) de los principios según los cuales se divide el ingreso entre los individuos. Los dos primeros son factores objetivos, los restantes son subjetivos.
De entre los factores objetivos, Keynes cita: a) un cambio en la unidad de salario; b) un cambio en la diferencia entre ingreso e ingreso neto; c) los cambios imprevistos en el valor de los bienes de capital, no considerados al calcular el ingreso neto; d) cambios en la tasa de descuento del futuro (esto es, la relación de cambio entre los bienes presentes y futuros); e) cambios en la política fiscal; y f) cambios en las expectativas acerca de la relación entre el nivel presente y el futuro del ingreso, de su exposición, llega a la conclusión de que en una situación determinada, la propensión a consumir puede considerarse como una función bastante estable. Los cambios imprevistos en el valor de los bienes de capital pueden hacer variar la propensión a consumir, y las modificaciones sustanciales en la tasa de interés y en la política fiscal pueden producir cierta diferencia; pero los factores objetivos que pudieran afectarla, si bien no deben despreciarse, no es probable que tengan importancia en circunstancias ordinarias.
Para Keynes, el hecho de que, dada la situación económica general, el gasto en consumo dependa principalmente del volumen de producción y ocupación, justifica que no se consideren los otros factores en la función general, propensión a consumir, porque, mientras los demás pueden variar, el ingreso total es, por regla general, la principal variable de que depende el consumo. En consecuencia, el consumo depende principalmente del volumen de ingreso total, y los cambios en la propensión misma son de importancia secundaria, respecto a la forma normal de la función, cabe decir que el consumo aumenta a medida que crece el ingreso, aunque no tanto como éste. La relación entre el incremento del consumo y el incremento del ingreso de un hombre es positiva pero menor que la unidad. De este modo, un ingreso creciente irá con frecuencia acompañado de un ahorro mayor; y un ingreso en descenso, acompañado de un ahorro menor, en mayor escala al principio que después.
Para Keynes, fuera de los cambios de corto periodo en el nivel del ingreso, resulta evidente que un mayor nivel absoluto de ingreso se inclinará, por regla general, a ensanchar la brecha que separa al ingreso del consumo. Esto impulsará casi siempre a ahorrar una mayor proporción del ingreso cuando el ingreso real aumenta. “consideramos como regla psicológica fundamental de cualquier sociedad actual que, cuando su ingreso real va en aumento, su consumo no crecerá en una suma absoluta igual, de manera que tendrá que ahorrarse una suma absoluta mayor, a menos que al mismo tiempo ocurra un cambio en los otros factores.” (Keynes, 1936).
El menor crecimiento del consumo que podía preverse en una economía en crecimiento tendría para Keynes consecuencias desafortunadas. Pues, para él el consumo es el único objeto y fin de la actividad económica. Las oportunidades de ocupación están necesariamente limitadas por la extensión de la demanda total. Ésta puede solamente derivarse de nuestro consumo presente o de nuestras reservas para el consumo futuro. Siempre que se produzca un objeto durante el período, con la intención de satisfacer el consumo posteriormente, se pone en movimiento una expansión de la demanda corriente. Ahora bien, toda inversión de capital está destinada a resolverse, tarde o temprano, en desinversión de capital. Por tanto, el problema de lograr que las nuevas inversiones de capital excedan siempre de la desinversión de capital en la medida necesaria para llenar la laguna que separa el ingreso neto y el consumo, presenta una dificultad creciente a medida que aumenta el capital. Las nuevas inversiones sólo pueden realizarse como excedente de la desinversión actual del mismo, si se espera que los gastos futuros en consumo aumenten. Cada vez que logramos el equilibrio presente aumentando la inversión estamos agravando la dificultad de asegurar el equilibrio mañana. Una propensión a consumir descendente en la actualidad, sólo puede amoldarse al provecho público si se espera que algún día exista una propensión mayor a consumir
Ya dada una breve resumen de la explicación que Keynes nos brinda sobre la propensión marginal a consumir podemos  ver como esta se ve reflejada en Colombia y una forma muy fácil es  mirando las estadísticas del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane) el cual  reportó que en 2017 el gasto en el consumo total creció 2,2%, frente a un crecimiento de 1,7% que tuvo en 2016. En el desagregado, el componente de consumo del Gobierno creció 4% el año pasado, frente al 2,4% reportado en 2016. El gasto de los hogares por su parte creció 1,7%, mientras que en 2016 dicho gasto aumentó 1,5%.
Estos datos se derivan de la información del Producto Interno Bruto (PIB) mirado desde la demanda, que reveló el Dane, Según la entidad, desde la demanda se logró, además de un consumo total creciendo al 2,2%, unas exportaciones variando -0,6% y una formación bruta de capital creciendo 0,1%. el crecimiento del consumo de los hogares se dio principalmente por una variación de 2,8% en el alquiler de vivienda, los servicios como agua y electricidad, el consumo de gas y otros combustibles; también de 2,8% en alimentos y bebidas no alcohólicas, y de 2,1% en recreación y cultura.
Bibliografía:
·       Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero
·       https://www.portafolio.co/economia/el-consumo-total-en-colombia-crecio-2-2-en-2017-514550

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