martes, 6 de mayo de 2025

Cooperación en crisis: Recortes internacionales y su impacto en Colombia

 Durante décadas, Colombia ha sido uno de los principales receptores de cooperación internacional

para el desarrollo, especialmente en áreas clave como la paz, la democracia y el medioambiente. Sin

embargo, recientes recortes presupuestales por parte de agencias de cooperación como USAID y

fundaciones alemanas como KAS y FESCOL han puesto en jaque una red de apoyo vital para

organizaciones sociales. Este fenómeno, que va más allá de decisiones políticas unilaterales, refleja

síntomas profundos de una crisis económica global.

La noticia "No es solo Estados Unidos: Alemania también recorta sus fondos de cooperación en

Colombia" revela un panorama complejo: tras la abrupta suspensión del financiamiento de USAID,

también las principales fundaciones alemanas, dependientes de partidos políticos tradicionales, se

han visto obligadas a reducir sus subvenciones, debido a la recesión económica en Alemania, los

desacuerdos políticos internos y el aumento del gasto en defensa. Este panorama evidencia la

fragilidad de los sistemas de cooperación internacional ante coyunturas económicas adversas.

Desde la perspectiva keynesiana, esta situación puede interpretarse a través de la preferencia por la

liquidez, es decir, la tendencia de los agentes económicos (en este caso, los Estados y sus

instituciones) a conservar dinero en efectivo o activos altamente líquidos ante la incertidumbre del

futuro. Keynes sostenía que cuando las expectativas económicas se tornan negativas, los actores

económicos tienden a reducir su inversión y a "atesorar" dinero, generando un círculo vicioso de

menor gasto, menor ingreso y mayor estancamiento.

Ante esta situación, en lugar de aumentar la inversión pública y mantener el gasto en cooperación

como motor externo de estabilidad, opta por reducirlo, movida por una fuerte preferencia por la

liquidez. Es decir, prefiere mantener reservas disponibles antes que comprometer recursos en

proyectos externos de largo plazo. Esta conducta, aunque comprensible desde una lógica de

prudencia fiscal, contradice el enfoque keynesiano que sugiere precisamente incrementar el gasto

público en épocas de recesión para reactivar la economía.

Cuando las tasas de interés son tan bajas que ya no estimulan la inversión, y los agentes prefieren

conservar su dinero en lugar de gastarlo, se genera un estancamiento del que no se sale solo con

política monetaria. Las fundaciones, al recortar el apoyo financiero pese a la evidencia de necesidad

y rentabilidad social de esos proyectos, están optando por el atesoramiento, creyendo que la

inversión no dará retornos aceptables, aunque estos no sean económicos sino sociales o políticos.

Tal como lo expone Keynes, asume que la tasa de interés equilibra automáticamente ahorro e

inversión. Es decir, si hay más ahorro disponible, la tasa bajará y aumentará la inversión. Pero la

situación actual refuta esa premisa: hay fondos disponibles, tasas bajas, y aun así no se invierte lo

suficiente. Las fundaciones tienen dinero, pero no lo movilizan al mismo ritmo debido a

expectativas negativas. Esto, justamente, es lo que Keynes denuncia como el error de los clásicos:

no considerar el rol psicológico y anticipatorio de los agentes económicos.

La decisión de no invertir por temor al futuro se traduce en una parálisis que afecta de forma

desproporcionada a países receptores como Colombia. Allí, organizaciones sociales pierden sus

fuentes de financiación, lo que implica consecuencias negativas en términos de paz territorial,

justicia ambiental, y fortalecimiento democrático. Así, lo que parece una decisión técnica o fiscal,

tiene un alto costo humano y social.


La solución a estos ciclos de contracción no es esperar que el mercado se autorregule, sino

intervenir activamente desde el Estado para sostener la demanda agregada. Si Alemania y Estados

Unidos reducen sus aportes, es el Estado colombiano quien debería aumentar su inversión en esos

sectores estratégicos. Sin embargo, esto rara vez sucede, pues las naciones en desarrollo suelen

tener menor capacidad fiscal y una estructura económica más vulnerable. En este punto, se refuerza

una de las grandes ideas keynesianas: sin intervención estatal decidida, el sistema capitalista tiende

a generar desigualdades y crisis recurrentes.

El caso analizado demuestra que los conceptos teóricos de Keynes siguen siendo pertinentes. La

preferencia por la liquidez, la trampa de la liquidez y la crítica a la teoría clásica del interés

encuentran una expresión concreta en los recortes a la cooperación internacional. Las decisiones

que toman gobiernos y fundaciones en países desarrollados, aunque justificadas por sus propias

crisis, tienen un efecto dominó en regiones más frágiles como América Latina.

Ante esto, se vuelve urgente repensar no solo las estructuras de financiación, sino el papel de la

economía en la construcción de bienestar colectivo. La teoría keynesiana, con su énfasis en el gasto

contra cíclico y la intervención pública, propone una salida: invertir hoy, cuando más se necesita, y

no esperar a que el mercado actúe por sí solo. La cooperación internacional no debe ser vista como

un lujo prescindible, sino como una estrategia de estabilidad global compartida.

Bibliografía

https://elpais.com/america-colombia/2025-04-07/no-es-solo-estados-unidos-alemania-tambien-

recorta-sus-fondos-de-cooperacion-en-colombia.html

9 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con lo que mencionas. Es cierto que muchos países en desarrollo, como Colombia, dependen del apoyo externo y cuando este se reduce, deberían recibir más respaldo del Estado. La idea de invertir en momentos de crisis en lugar de esperar al mercado es clave para evitar mayores desigualdades. Además, la cooperación internacional debería verse como una herramienta para mantener la estabilidad global, no como un gasto opcional.

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  2. Identificas muy bien la preferencia por la liquidez como el motor de los recortes. Sin embargo, Keynes afirmaba que el gasto anticíclico debía ser productivo. Mientras Alemania y Estados Unidos recortan cooperación, no reducen el gasto militar, que desde la perspectiva de Keynes sería un gasto improductivo.

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  3. Según lo que leí, Keynesianamente, la solución sería un gasto contra cíclico, que el Estado colombiano compense la caída de cooperación con inversión pública en paz, ambiente y democracia. Pero aquí surge la paradoja: los países en desarrollo, con margen fiscal limitado, no pueden sustituir fácilmente estos flujos. El artículo evidencia así un fallo sistémico —la cooperación se trata como ayuda discrecional, no como estabilizador global— y reclama, en clave keynesiana, mecanismos solidarios anticíclicos (como fondos multilaterales garantizados) para evitar que las crisis del Norte profundicen las vulnerabilidades del Sur.

    En esencia, mientras los donantes actúan como el "avaro keynesiano", Colombia enfrenta el costo social de una lógica que prioriza la prudencia financiera sobre el bienestar colectivo.

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  4. Es interesante porque destaca cómo la preferencia por la liquidez y las expectativas negativas de países donantes (Alemania, EE.UU.) profundizan la crisis. Acierta al vincular estos recortes con la trampa de liquidez keynesiana: tasas bajas y fondos disponibles no se traducen en inversión social por el pesimismo reinante, refutando la visión clásica del mercado. Sin embargo, si bien propone que el Estado colombiano asuma el gasto recortado, no habla de alternativas como impuestos progresivos o reorientación del gasto público, medidas que Keynes defendería. De resto todo muy bien.

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  5. Muy contextualizado y oportuno el ensayo, nos permite entender como las ideologías políticas pueden prevalecer sobre los intereses económicos colectivos mundiales, pues este tipo de recortes en cooperación internacional muestran un error clave que Keynes ya había señalado: cuando hay crisis, los países ricos recortan ayuda justo cuando más se necesita. Esto deja a países como Colombia sin recursos para paz, ambiente, genero y desarrollo, profundizando las desigualdades. La solución no es esperar a que vuelvan los fondos, sino crear reglas globales que obliguen a mantener esta ayuda en tiempos difíciles, como se hizo después de la Segunda Guerra Mundial. Sin esto, el ciclo de pobreza y conflicto no se romperá.

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  6. Me parece que el artículo es interesante ya muestra claramente cómo los recortes en la cooperación internacional hacia Colombia reflejan una fuerte preferencia por la liquidez por parte de países como Estados Unidos y Alemania. En lugar de mantener la inversión externa en momentos de incertidumbre global, optan por conservar recursos, lo cual, según Keynes, agrava la crisis al reducir la demanda agregada, tambien se hace referencia a keynes cuando habla de la inversión no siempre responde a tasas de interés bajas, sino que depende de la confianza y las expectativas. Aunque haya recursos disponibles, el miedo al futuro paraliza la acción, afectando especialmente a países como Colombia, que dependen de esos fondos para procesos sociales clave.La solución keynesiana no es esperar que el mercado se autorregule, sino aumentar el gasto público en tiempos difíciles. Por eso, el artículo acierta al señalar que la cooperación internacional debe verse como una inversión en estabilidad global, no como un lujo prescindible. Sin intervención, las desigualdades solo se profundizan.

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  7. El texto explica que los recortes en la cooperación internacional a Colombia reflejan la preferencia por la liquidez ante la incertidumbre, lo que genera estancamiento y afecta sectores clave. Destaca que solo bajar tasas no basta si falta confianza, y que el Estado debe aumentar su inversión para compensar la caída de recursos externos, siguiendo la lógica keynesiana. En mi opinión, esta situación evidencia la urgencia de fortalecer la capacidad fiscal del país y no depender tanto de ayudas externas, porque solo así se podrá avanzar en desarrollo sostenible y estabilidad social.

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  8. El texto presenta un análisis muy bien argumentado sobre cómo los recortes en la cooperación internacional afectan a Colombia, integrando de manera acertada conceptos clave de la teoría keynesiana. Se logra mostrar cómo decisiones tomadas por países desarrollados, bajo una lógica de prudencia fiscal, pueden tener consecuencias negativas para países en desarrollo, especialmente en áreas sensibles como la paz, el medioambiente y la democracia. Lo más valioso del texto es su capacidad para relacionar fenómenos actuales como la reducción del gasto en cooperación con ideas económicas fundamentales como la preferencia por la liquidez o la trampa de la liquidez, explicándolas de manera comprensible. Además, se destaca un enfoque crítico y su llamado a que los Estados y las instituciones asuman un rol más activo frente a las crisis. En conjunto, es un análisis claro, pertinente y con una sólida base teórica que pone en evidencia la vigencia del pensamiento keynesiano para entender los desafíos actuales de la economía global.

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  9. Me pareció muy acertado cómo conectaste los recortes en cooperación internacional con la preferencia por la liquidez y la trampa de liquidez que señala Keynes, analizas muy bien cómo en contextos de incertidumbre, incluso con tasas de interés bajas, los agentes económicos prefieren no invertir, lo que termina profundizando la crisis. Es oportuno cuando planteas que la solución no es esperar la autorregulación del mercado, sino una intervención estatal decidida.

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