Es interesante lo que nuestro
artífice personaje nos plantea con su forma de explicar el modo en cómo se
acomodan las fichas en el mercado de manera generalizada, y partiendo de
matrices como el ingreso, ahorro y consumo, devela aspectos macroeconómicos de
vital importancia.
Pues bien, a continuación
intentaremos mirar un poco más allá de la teoría y enfocarnos en el tema que en
realidad es pieza clave para el desarrollo de cualquier hipótesis: cómo se
llevan esos conceptos técnicos al campo social, que no es más que el núcleo de
la mayoría de estudios y modelos económicos. Entender el impacto que tienen las
variables que analizamos con papel y lápiz allá en el mundo donde se manejan
propiamente, lo cual hace de nuestro ejercicio una labor más interesante y
menester más reflexivo.
Para iniciar, partiremos de lo
que Keynes nos planteó en su libro tres, en el cual nos habla de la propensión
a consumir; y a propósito del consumo: nos dice que éste depende evidentemente
del monto de su ingreso, otras circunstancias objetivas que lo acompañan y las
necesidades subjetivas y las inclinaciones psicológicas y hábitos de los
individuos. Teniendo estos tres factores entendemos lo que motiva nuestros
deseos de consumir, y a su vez nuestros deseos de abstenernos en ese consumo,
para de esa forma no ocupar todo nuestro ingreso y por tanto dejar parte de
éste al ahorro.
Adentrándonos un poco en el
asunto del multiplicador k y de la propensión marginal a consumir;
habiendo entendido las motivaciones de consumir y los motivos de ahorrar, que
ligados a un ingreso determinado van a generar variaciones en la inversión,
miremos ahora cómo se desarrolla esta interesante postura. Analicemos aquella
variable que nos permite medir de forma directa la tendencia a consumir.
En su análisis, Keynes nos
muestra un hecho importante y es que cuando incrementa la tasa de ocupación, es
porque necesariamente ha ocurrido un cambio favorable en la inversión, pero
para no dejar su análisis en las nubes, introduce el multiplicador que no es
otra cosa que la medición en el cambio del ingreso cada vez que se generan
cambios en la ocupación y en las inversiones. Entonces tenemos la propensión
marginal a consumir, la cual nos muestra que un cambio en el ingreso es igual a
variaciones en el consumo y por tanto en la inversión, de donde desprende que
la propensión marginal al consumo es igual a las variaciones del consumo sobre
las variaciones del ingreso, donde ésta es menor que uno y mayor que cero, a la
vez que nos muestra que k (es decir,
el multiplicador de la inversión. Cuando se incrementa la inversión total, el
ingreso aumentará k veces el
incremento de la inversión) obteniendo así que uno sobre uno menos la
propensión marginal a consumir es igual a k.
Después de tener en cuenta las
condiciones que tenemos tanto como consumidores para ahorrar o consumir, como
los inversionistas para llevar nuevos aires a sus empresas y aumentar la
ocupación, veamos según Keynes lo que resulta más beneficioso para una economía
y cito: ‘’en todo caso el multiplicador
será probablemente mayor para un pequeño incremento neto de la inversión que
para uno grande; de manera que, cuando se esperan cambios sustanciales, debemos
guiarnos por el valor medio del multiplicador, basado en el promedio de la
propensión marginal a consumir, en las condiciones dadas.’’
Podría entenderse que los
países con una propensión marginal a consumir más alta, precisamente tienen
niveles más altos en su ingreso. Pero una de las cosas más impactantes es que
no. Pongo un ejemplo que tuvimos en la clase que personalmente me pareció
abrumador. Suponiéndose que en Colombia la propensión marginal a consumir es de
0.86, es decir que por cada peso que recibe un colombiano, su propensión será
de 86 centavos. Lo cual nos genera un valor de 7,14 en el valor de k (el
multiplicador de la inversión). Tendríamos que su propensión marginal es buena,
su multiplicador también, pero bien nos dijo nuestro autor que este
multiplicador será mayor para incrementos pequeños en la inversión neta…Dejando
claro que nuestro país al tener un multiplicador en términos cuantitativos
altos, no responde a su vez a un incremento en los ingresos, a causa de la poca
incrementación en la inversión. Lo que no ocurre en países donde la inversión
neta tiene altos niveles, ajustando así buenos niveles de ingreso, así,
siguiendo la teoría, veremos que el multiplicador k será menor en términos
cuantitativos. Para contrastarlo con nuestro ejemplo de Colombia, suponíamos un
país cuya propensión marginal a consumir era de 0,6. Mucho menor que la
nuestra, lo que nos arrojó un resultado el en multiplicador de 2,5. En términos
cuantitativos mucho menor que el inicial. Pero en términos de calidad de vida,
mucho más viable.
Entonces a qué se debe traer
este ejemplo a colación. Básicamente a entender el hecho de que si un país
tiene una propensión marginal a consumir alta, o cercana a la unidad, traduce
que ese país consume relativamente más que otros países cuya propensión sea
menor. Esto es que ese país al abarcar todo su ingreso en consumo (y no
hablamos de un consumo de bienes de lujo ni mucho menos. Estamos hablando de un
consumo muy básico como es el de suplir las condiciones primarias de
subsistencia, entre ellos la canasta familiar) significa que al menos la
población con un ingreso bajo (siendo optimistas, aquellos que poseen un
salario mínimo) no podrán destinar gran cosa al ahorro, en el caso más
aterrizado, podríamos decir que la propensión marginal al ahorro es más cercana
a cero, es decir, casi nula.
Y al menos para nuestro país,
es válido decir que en gran parte muchos colombianos no pueden destinar parte
de sus ingresos al ahorro porque se deben ocupar precisamente de suplir lo
básico. Eso sí, si bien es cierto que al tener un ingreso menor, existe una
posibilidad más baja a ahorrar, también es cierto que el factor psicológico
varía en cada persona y habrá una excepción a la regla. Pero para el panorama
general, la realidad es otra. El ejemplo es sólo una suposición, pero si
analizamos a fondo, nos damos cuenta que al menos muchas familias que
comprenden a los estratos 1 y 2 viven con menos que un salario mínimo.
Generando la preocupación de cómo surgen entonces estas personas en condiciones
tan ínfimas. ¿Será que nuestro estado está haciendo un buen trabajo en la parte
de calidad de vida que ofrece a sus habitantes? Este tema es una vasta trama
para comprender en dos renglones. Como país nos falta mucho para lograr una
calidad de vida óptima. Políticas que de verdad ayuden al necesitado y no solo
favorezca al que está bien posicionado.
Con respecto a las votaciones
al plebiscito. Necesitamos que aquellos cuyos derechos son violados
constantemente sean escuchados. ¿Cómo es posible que hubiese ganado el No a los
acuerdos de paz en sectores que no han sido afectados por la guerra y que
aquellos departamentos con altas tasas de afección por la misma estuvieran de
acuerdo con el cese al fuego? De igual modo, ¿cómo es posible que algunos
reciban salarios cada vez mayores al tiempo que otros se están muriendo de
hambre? Debemos replantearnos como colombianos si estamos haciendo bien nuestra
labor, si de verdad estamos llevando a nuestro gobierno personas con capacidad
para gobernarnos. Después de todo, el estado está como ente garante que regula
al mercado, para proporcionar soluciones en vez de mayores problemas.
Daniela
Castillo Bolaños.
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