lunes, 3 de octubre de 2016

Entendiendo un poco la propensión marginal a consumir y su multiplicador


Es interesante lo que nuestro artífice personaje nos plantea con su forma de explicar el modo en cómo se acomodan las fichas en el mercado de manera generalizada, y partiendo de matrices como el ingreso, ahorro y consumo, devela aspectos macroeconómicos de vital importancia.
Pues bien, a continuación intentaremos mirar un poco más allá de la teoría y enfocarnos en el tema que en realidad es pieza clave para el desarrollo de cualquier hipótesis: cómo se llevan esos conceptos técnicos al campo social, que no es más que el núcleo de la mayoría de estudios y modelos económicos. Entender el impacto que tienen las variables que analizamos con papel y lápiz allá en el mundo donde se manejan propiamente, lo cual hace de nuestro ejercicio una labor más interesante y menester más reflexivo.
Para iniciar, partiremos de lo que Keynes nos planteó en su libro tres, en el cual nos habla de la propensión a consumir; y a propósito del consumo: nos dice que éste depende evidentemente del monto de su ingreso, otras circunstancias objetivas que lo acompañan y las necesidades subjetivas y las inclinaciones psicológicas y hábitos de los individuos. Teniendo estos tres factores entendemos lo que motiva nuestros deseos de consumir, y a su vez nuestros deseos de abstenernos en ese consumo, para de esa forma no ocupar todo nuestro ingreso y por tanto dejar parte de éste al ahorro.
Adentrándonos un poco en el asunto del multiplicador k  y de la propensión marginal a consumir; habiendo entendido las motivaciones de consumir y los motivos de ahorrar, que ligados a un ingreso determinado van a generar variaciones en la inversión, miremos ahora cómo se desarrolla esta interesante postura. Analicemos aquella variable que nos permite medir de forma directa la tendencia a consumir.
En su análisis, Keynes nos muestra un hecho importante y es que cuando incrementa la tasa de ocupación, es porque necesariamente ha ocurrido un cambio favorable en la inversión, pero para no dejar su análisis en las nubes, introduce el multiplicador que no es otra cosa que la medición en el cambio del ingreso cada vez que se generan cambios en la ocupación y en las inversiones. Entonces tenemos la propensión marginal a consumir, la cual nos muestra que un cambio en el ingreso es igual a variaciones en el consumo y por tanto en la inversión, de donde desprende que la propensión marginal al consumo es igual a las variaciones del consumo sobre las variaciones del ingreso, donde ésta es menor que uno y mayor que cero, a la vez que nos muestra que k (es decir, el multiplicador de la inversión. Cuando se incrementa la inversión total, el ingreso aumentará k veces el incremento de la inversión) obteniendo así que uno sobre uno menos la propensión marginal a consumir es igual a k.
Después de tener en cuenta las condiciones que tenemos tanto como consumidores para ahorrar o consumir, como los inversionistas para llevar nuevos aires a sus empresas y aumentar la ocupación, veamos según Keynes lo que resulta más beneficioso para una economía y cito: ‘’en todo caso el multiplicador será probablemente mayor para un pequeño incremento neto de la inversión que para uno grande; de manera que, cuando se esperan cambios sustanciales, debemos guiarnos por el valor medio del multiplicador, basado en el promedio de la propensión marginal a consumir, en las condiciones dadas.’’
Podría entenderse que los países con una propensión marginal a consumir más alta, precisamente tienen niveles más altos en su ingreso. Pero una de las cosas más impactantes es que no. Pongo un ejemplo que tuvimos en la clase que personalmente me pareció abrumador. Suponiéndose que en Colombia la propensión marginal a consumir es de 0.86, es decir que por cada peso que recibe un colombiano, su propensión será de 86 centavos. Lo cual nos genera un valor de 7,14 en el valor de k (el multiplicador de la inversión). Tendríamos que su propensión marginal es buena, su multiplicador también, pero bien nos dijo nuestro autor que este multiplicador será mayor para incrementos pequeños en la inversión neta…Dejando claro que nuestro país al tener un multiplicador en términos cuantitativos altos, no responde a su vez a un incremento en los ingresos, a causa de la poca incrementación en la inversión. Lo que no ocurre en países donde la inversión neta tiene altos niveles, ajustando así buenos niveles de ingreso, así, siguiendo la teoría, veremos que el multiplicador k será menor en términos cuantitativos. Para contrastarlo con nuestro ejemplo de Colombia, suponíamos un país cuya propensión marginal a consumir era de 0,6. Mucho menor que la nuestra, lo que nos arrojó un resultado el en multiplicador de 2,5. En términos cuantitativos mucho menor que el inicial. Pero en términos de calidad de vida, mucho más viable.
Entonces a qué se debe traer este ejemplo a colación. Básicamente a entender el hecho de que si un país tiene una propensión marginal a consumir alta, o cercana a la unidad, traduce que ese país consume relativamente más que otros países cuya propensión sea menor. Esto es que ese país al abarcar todo su ingreso en consumo (y no hablamos de un consumo de bienes de lujo ni mucho menos. Estamos hablando de un consumo muy básico como es el de suplir las condiciones primarias de subsistencia, entre ellos la canasta familiar) significa que al menos la población con un ingreso bajo (siendo optimistas, aquellos que poseen un salario mínimo) no podrán destinar gran cosa al ahorro, en el caso más aterrizado, podríamos decir que la propensión marginal al ahorro es más cercana a cero, es decir, casi nula.
Y al menos para nuestro país, es válido decir que en gran parte muchos colombianos no pueden destinar parte de sus ingresos al ahorro porque se deben ocupar precisamente de suplir lo básico. Eso sí, si bien es cierto que al tener un ingreso menor, existe una posibilidad más baja a ahorrar, también es cierto que el factor psicológico varía en cada persona y habrá una excepción a la regla. Pero para el panorama general, la realidad es otra. El ejemplo es sólo una suposición, pero si analizamos a fondo, nos damos cuenta que al menos muchas familias que comprenden a los estratos 1 y 2 viven con menos que un salario mínimo. Generando la preocupación de cómo surgen entonces estas personas en condiciones tan ínfimas. ¿Será que nuestro estado está haciendo un buen trabajo en la parte de calidad de vida que ofrece a sus habitantes? Este tema es una vasta trama para comprender en dos renglones. Como país nos falta mucho para lograr una calidad de vida óptima. Políticas que de verdad ayuden al necesitado y no solo favorezca al que está bien posicionado.
Con respecto a las votaciones al plebiscito. Necesitamos que aquellos cuyos derechos son violados constantemente sean escuchados. ¿Cómo es posible que hubiese ganado el No a los acuerdos de paz en sectores que no han sido afectados por la guerra y que aquellos departamentos con altas tasas de afección por la misma estuvieran de acuerdo con el cese al fuego? De igual modo, ¿cómo es posible que algunos reciban salarios cada vez mayores al tiempo que otros se están muriendo de hambre? Debemos replantearnos como colombianos si estamos haciendo bien nuestra labor, si de verdad estamos llevando a nuestro gobierno personas con capacidad para gobernarnos. Después de todo, el estado está como ente garante que regula al mercado, para proporcionar soluciones en vez de mayores problemas.   

                                                                                             Daniela Castillo Bolaños.                                

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