Algo que nosotros como seremos
humanos disfrutamos a diario es poder comer, la satisfacción que causa la
comida, es tan grande, que podemos deleitarnos con una vos a nuestro oído, que
dice “oh si, lo lograste”. Comer se vuelve como una meta, comer se vuelve todo
un deseo, sin embargo lo que no presenciamos en aquel momento de querer tener
toda la comida a nuestros pies, es que necesitamos una un monto de renta para
poder adquirir esos alimentos o productos que sacian nuestro gusto.
La comida, como en otros casos
la ropa, o cualquier otro producto nos hacen sentir cierto disfrute, no por lo
que pagamos por ese producto, sino porque personalmente, nos sentimos
satisfechos de poder tener en nuestras manos aquello que queremos comprar en un
momento determinado.
La imprevisión y el error,
llevados a un contexto del cual uno no mide límites, por el contrario se siega
tanto en querer obtener ese algo, que no abra restricción presupuestaria o
precedentes futuros que tengan a no consumir.
Así mismo, cuando no podemos
límites podemos pasar a facetas como la extravagancia, pueden presentarse dos
casos y sería mejor verlos desde un ejemplo; el primero tengo un evento de gala
y necesito lucir elegante, para estar acorde al público que estará presente en
ese lugar. Para está invitación se decide que todo se comprará nuevo, no
importa el costo de cada cosa que vaya a lucir.
Sales compras un vestido y en
el momento de querer escoger los zapatos y los accesorios se te vuelve todo un
caos, primero porque quieres que tus zapatos sean casi perfectos y segundo
porque quieres ir tan bien arreglada que empiezas a incrementarle arandelas demasiadas
pesadas o en gran cantidad para completar tu kit de accesorios, lo que trae
como consecuencia que abunde en la extravagancia y haga un buen consumo, no
bueno en calidad o provecho sino en cantidad.
Otro caso, es cuando te
obsesionas por ejemplo por una boquilla vicen bach tres cuartos para tu
trompeta y la miras por internet y la compras sin importar el precio al cual la
ofrecen y en el momento que llega a tus manos notas los daños de esa boquilla,
por ejemplo que esta pelada por los lados o que el metal no es precisamente el
que esperabas, esos consumos pueden ser erróneos pero de provecho para la economía,
porque ya has aportado ese momento de consumo.
No obstante hay dos casos que
son totalmente opuestos a los casos anteriores y totalmente opuestos entre
ellos mismo, como lo son la generosidad y la ostentación; para entender la
generosidad podemos hacerlo desde ese tipo de personas que ayudan a otras con
necesidades sin recibir nada a cambio, es el caso se la señora Lorenza, que
cocina para 85 niños a diario para que no se vayan a sus escuelas con sus
estómagos vacíos.
Con los productos que Lorenza
alimenta a los niños y el gran comedor
que pudo formar en el patio de su casa gracias a un video que se púbico,
Lorenza aporta a gran escala mensualmente al consumo de la economía. Por otro
lado está la ostentación, en general ostentar no está mal cuando, son cosas,
acciones o situaciones que aportan a quienes te rodean y te aportan a ti mismo,
sin embargo ese tipo de ostentaciones y para ser más puntuales y se entienda
mejor el ejemplo, ostentaciones materiales, conllevan a la gran mayoría de
personas a un endeudamiento.
Este endeudamiento, lo que
hace es aportar en cierto momento a la
economía porque ella está consumiendo productos que no están a su alcance, pero
así mismo a ese individuo le está generando, descompensación en su renta
futura.
Ahora bien, aquí viene una
gran pregunta, “¿seguir consumiendo o no consumir?”, los ejemplos que se
tomaron anteriormente sirvieron para explicar motivos por los cuales consume
una familia, motivos que por ninguna manera pueden desaparecer, no es que todos
tengan que hacer presencia en una familia, pero al menos uno de ellos estará
inmerso en el desarrollo de estas.
En el caso de Colombia, las
familias, no es que quieran ostentar
productos y por ello se endeudan, en este caso, su endeudamiento por la
adquisición de productos, es por el bajo salario real que reciben a cambio de
su desutilidad marginal del trabajo, teniendo en cuenta el cambio constante que
se viene dando de inflación y la caída que hasta el momento no se ha podido
recuperar del petróleo, lo cual conllevan a que los individuos tengan un
comportamiento un tanto diferente en el momento de consumir.
Por ello la respuesta no se
podría responder en general, porque si cada situación en cada país es diferente,
crear un mismo patrón de comportamiento
en el momento de consumir en cada hogar, será insólito, sin embargo la teoría
económica y en especial la teoría general de Keynes, propone una variable
sicológica, que nos permite saber por cada peso del ingreso adicional que
recibe una persona, cuanto de ese peso se destina al consumo y en el caso de
las familias cuanto al ahorro, llamándola a esta variable propensión marginal
del consumo.
FRANCY VIVIANA PANTOJA ARANGO.
El texto aporta mucho a la realidad económica en que se vive actualmente en la economía nacional donde los hogares colombianos de alguna manera han retenido y estancado su consumo debido a ciertos factores donde los precios juegan un papel importante dada una inflación que no se relaciona de manera directa con los salarios, lo que genera que los ingresos de los hogares no sean directamente proporcionales con el incremento de precios esto genera una incertidumbre a la hora de comprar y gastar, es claro resaltar que el principal consumo de los hogares es en la alimentación vital para nuestro vivir, aunque no todo nuestro consumo se destina a la alimentación si no a otros factores como educación o salud también importantes en la composición de la sociedad. entonces ¡consumir o dejar de consumir? siempre sera un gran interrogante y mas aun si la economía tiene un leve crecimiento o el entorno individual económico es incierto con poca expectativa, y problemas como; precios altos, tasa de desempleo alta entre otros.
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