jueves, 11 de octubre de 2018

La decadencia del mercado, de los neoclásicos a los institucionalistas, ¿una oportunidad para el Estado de bienestar keynesiano?


Julián Andrés Palacios
Desde la llegada del antropoceno, era en que los humanos generaron un impacto significativo de la biosfera, el hombre comenzó a apropiarse de los vastos yacimientos de riqueza natural que le proveía la tierra. Dejando el nomadismo y dando paso al sedentarismo, la agricultura tomó papel preponderante dando una explosión demográfica sinigual. No solamente el desarrollo agrario permitió la reproducción de la vida, sino que también mejoró las condiciones de ella. Los seres humanos al suplir sus necesidades básicas quedaban con un producto excedente en las manos, tal residuo fue comercializado con otros hombres produciéndose la institución fundamental de la vida económica que persiste hasta nuestros días; el mercado.
¿Cómo funciona el mercado para los neoclásicos? Para entenderlo es menester acudir a uno de sus mayores defensores, un intelectual ferviente opositor del keynesianismo, Friedrich Hayek. Según Hayek (1945/1999) la sociedad enfrenta un problema económico que no puede ser solucionado a través de un sistema de planificación centralizada; este problema radica en que la economía cambia constantemente, enfrentadose la sociedad ante la incapacidad de responder a tiempo contra a las coyunturas que surgen de forma acelerada.  Frente a esto el autor establece, que el conocimiento “nunca existe de forma concentrada o integrada sino como fragmentos dispersos de conocimiento incompleto y frecuentemente contradictorio, que los individuos poseen por separado” (Hayek, 1945/1999, p.333). Con pie en la proposición anterior, Hayek ha arremetido fuertemente contra el Estado, especialmente contra los régimenes totalitarios de corte izquierdista, pues él establece que el conocimiento concreto y especializado no puede coordinar sistemas de alta complejidad como es el mercado. Parafraseando a  Hayek (1945/1999), el sistema de mercado se basa en indicadores (precios), los cuales modulan la distribución de recursos a través de diversos incentivos que permiten un abanico amplio de elecciones. Aquí los precios sirven de coordinadores de las acciones humanas, es conocimiento individual y a la vez disperso que se transmite eficientemente entre cada uno de los agentes del mercado, por lo tanto el sistema de precios es un mecanismo de transmisión de información.
Es imposible negar las virtudes del mercado, pero consideramos que la escuela neoclásica es idealista, pues su nivel abstracción simplifica en demasía un sistema que es ininteligiblemente complejo. Los supuestos fundamentales en que se basan los neoclásicos son el equilibrio, la competencia perfecta, el conocimiento completo de la información y comportamiento racional de los agentes. Todo ello apuntando a un concepto tan retrógrado como el de la mano invisible; Claro, en palabras más especializadas, pero siendo lo mismo. Morales (1997) hace explícita una crítica constructiva trayendo a colación el institucionalismo como alternativa heterodoxa al entendimiento de los mercados. Los neoclásicos pecan de tomar toda influencia social como exógena, los institucionalistas hacen lo contrario, ponen a la institución como el meollo del asunto. Ellos afirman que el comportamiento económico de los agentes y el intercambio son afectados por valores, tradiciones y leyes (las instituciones endógenas). El mercado es una institución relevante sin ser la única en el momento de la asignación de recursos, pues demás instituciones colaboran en ello. Si no, tomemos en cuenta el amor de una madre, que le brinda todos los días un riquísimo desayuno a su hijo, obviamente hay una transacción por alimentos, pero la motivación no fue una maximización de la utilidad, lo hizo pensando en su hijo; quizá no pensó en los precios sino en prepararle su comida favorita. En fin, vemos como lo económico queda relegado a un segundo plano.
El institucionalismo y neoinstitucionalismo plantean una realidad a nuestro parecer muy verosímil,  las transacciones no son gratuitas ya que existen contratos de por medio; existen derechos de propiedad que coordinan la actividad económica, siendo la información incompleta, imperfecta y costosa procesada por individuos de racionalidad limitada en un entorno de incertidumbre. Los mercados funcionan muy diferente al modelo neoclásico pues el equilibrio es un estado excepcional; el bienestar individual y social no siempre se corresponden, y las instituciones son fundamentales en la explicación, la coordinación y el intercambio. Morales (1997) concluye que ante un mercado imperfecto se hacen necesarias instituciones que reduzcan los costos de transacción y guíen a la economía a buen funcionamiento, equiparando intereses colectivos e individuales.
Ante la crisis que enfrenta el mercado cabe revaluar la teoría keynesiana, creo que uno de sus postulados claves, el estado de bienestar puede ofrecernos solución ante la debacle acontecida. El Estado de bienestar keynesiano surge como garante de la protección y equidad de los ciudadanos. Entendamos al Estado de bienestar como un conjunto de instituciones que garantizan la cohesión social, y es deber ante un mercado que propende a fallas, regularlo. Quizá el derecho más preciado del ser humano sea la libertad, por ello nunca debe ser violado, no obstante la libertad no debe sobrepasar los demás derechos de los ciudadanos; es ahí donde mercado y Estado deben pactar. Sen (1999/2000) plantea como mecanismo de desarrollo la equidad en la distribución de las libertades, basado en generar capacidades humanas sobre las rentas. Lo que podemos aprender de Sen, es valorar las ventajas de la libertad de poder intercambiar en un mercado; un mercado donde eficiencia no es igual a equidad. Ante ello el Estado de bienestar surge como regulador de la distribución, no sólo del ingreso, sino de oportunidades que se conviertan en capacidades, derivando en rentas y bienestar.
Bibliografía
Hayek, F. (1945/1999). El uso del conocimiento en la sociedad. Bogotá; Cuadernos de economía, Universidad Nacional de Colombia. Volumen 18. Número 30.
MORALES, Fabio. (1997). Eficiencia e Intercambio. Corriente Neoclásica, Institucionalismo y Neoinstitucionalismo”. Bogotá; Cuadernos de Economía. Universidad Nacional de Colombia. Volumen XVI. Número 26.
SEN, A. (1999/2000). Desarrollo y Libertad. Editorial Planeta. 1ª. Edición en español (2000). Santafé de Bogotá. “Introducción: El Desarrollo como Libertad”; Capítulo 5: “Mercados, Estado y Oportunidad Social”.

9 comentarios:

  1. El mercado puede ser examinado desde los puntos de vista siguiendo con el texto que nos propones, donde por un lado el mercado puede autorregularse así como lo sostenían los neoclásicos a quienes se los puede calificar como una escuela idealista y en esto que se afirma si estoy de acuerdo porque en realidad nada es perfecto como lo proponen. Por el otro lado tenemos un mercado donde es necesario la intervención del Estado como regulador y por ultimo teniendo en cuenta lo que se ha planteado en este texto el mercado es una institución que no es la única que asigna los recursos pues de por medio también lo hace posible otras instituciones. Dado los dos casos anteriores estoy un poco de acuerdo porque en el mundo real no todo puede ser o se hace por un interés material, aunque a veces sí; y por tanto son situaciones que le dan el toque complejo al estudio de la economía.

    ResponderBorrar
  2. Este texto propone una perspectiva muy interesante, coherente y qué converge con muchas de las concepciones que se tienen sobre el mercado y las disposiciones que a la escuela neoclásica refieren; así mismo se evidencia ese complejo proceso que debe llevarse a cabo para impartir un análisis o estudio económico.

    ResponderBorrar
  3. Considero que es un buen texto, en primer sentido da un contexto histórico que facilita la introducción al tema, además es muy coherente, ratifica con argumentos válidos la concepción del mercado en ambas escuelas del pensamiento económico, y sugiere en simple que el estado de bienestar, como bien es sabido, garantiza la regulación del mercado.

    ResponderBorrar
  4. Considero que es un buen texto, en primer sentido da un contexto histórico que facilita la introducción al tema, además es muy coherente, ratifica con argumentos válidos la concepción del mercado en ambas escuelas del pensamiento económico, y sugiere en simple que el estado de bienestar, como bien es sabido, garantiza la regulación del mercado.

    ResponderBorrar
  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderBorrar
  6. Hola
    Considero que es un texto muy bien elaborado y muy completo, en el que se entiende claramente lo que se quiere exponer frente a los postulados clásicos y keynesianos y lo que trae consigo al ponerlos en practica en las diferentes situaciones de la cotidianidad en la que vivimos. También es de gran importancia recalcar la historia y el contexto en que surgieron estas escuelas y de igual modo en los que se vayan a llevar a cabo en la actualidad para lograr comprender las expectativas que cada autor esperaba al plantear dichas teorías,teniendo en cuenta que el papel del mercado siempre ha sido tema de conflicto entre las diferentes escuelas y que este en ultimas si necesita de un regulador frente a sus fallas como lo es el estado de la mano de otras instituciones que permiten garantizar siempre el estado de bienestar en una sociedad.

    ResponderBorrar
  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderBorrar
  8. Buen día.

    La estructura del texto me parece interesante, aunque el desarrollo al final del texto pareciera que se queda corto, no responde la pregunta del título, aunque para la réplica no es lo importante.

    Discierno en el último párrafo: ...¨El Estado de bienestar keynesiano surge como garante de la protección y equidad de los ciudadanos¨... NO. Keynes más allá de pensar en la protección y equidad de los ciudadanos, estaba pensando en cómo poder reconstruir, proteger el sistema de producción, que no quiere decir que la aplicación de la producción e inversión o la misma redistribución de de bienes y servicios no llevaran a solventar las deficiencias de las políticas económicas aplicadas, o que no sirvieran como motor de despegue de la crisis. Con esto, también discernir sobre las últimas líneas del último párrafo que tienen la misma línea lógica de pensamiento.

    Posdata. Lo manifiesto, debo tener un sesgo sobre la posición de análisis, me disculpo de ante mano, pero me hizo leer otros documentos ;)

    ResponderBorrar
  9. Hola!
    Me parece muy importante lo que planteas en el texto ya que es de vital importancia saber cómo se han planteado estas dos teorías y el contraste que haces con ellas me parece muy bueno, creo que es necesario entender muy bien las dos teorías para así poder comprender lo que tu propones inicialmente, así mismo para que se ajusten a lo que se vive cotidianamente.

    ResponderBorrar