viernes, 24 de mayo de 2024

La austeridad: Keynes o los neoliberales


Los temas económicos siempre generan contiendas en la sociedad, los tópicos donde se ve

a la economía tener un papel fundamental, usualmente polarizan a un territorio, nación o

población. Ahora bien, esto no solo sucede en los ámbitos triviales de la comunidad, sino

que, tiene una incidencia demasiado fuerte en los círculos de estudios de la ciencia

económica, es interesante ver como los estudiantes de economía discuten unos con otros en

diferentes secciones de la academia sobre una gran gama de diferentes temas. En mi caso

personal, el anterior escrito que hice para esta materia fue duramente cuestionado por un

estudiante, el cual consideraba que mi texto era demasiado “izquierdista y carecía de

cualquier sentido objetivo”, a lo cual responderé que tiene toda la razón, a diferencia de

Durkheim, considero que los científicos tanto exactos como sociales carecen de la

posibilidad de tener una objetividad plena. Por la razón de que, son humanos y antes que

ser científicos, son personas que fueron criados con valores y costumbres que muchas veces

son los responsables de apoyar una idea hasta la muerte o de detestar las tradiciones como

ningún otro ser.

Entonces, como consideraba Marx, cada persona profundiza en lo que sus ideales

consideran que debe profundizar, anulando de cierto sentido, la quimera idea de que

podemos llegar a ser maquinas o robots y dejarnos llevar por una objetividad celestial.

Entrando en el tema, el motivo de este texto no es analizar epistemológicamente la

generación de objetividad en escritos científicos, sino de traer a consideración un

documento que en lo personal es demasiado interesante y sirve de herramienta para todas

aquellas personas que consideran que la participación activa del gobierno es importante

para mantener la estabilidad de un territorio.

El texto que traigo a consideración, inicia con un resumen fácil de entender pero que es

demasiado profundo:

La austeridad es una política permanente, a través de la cual un gobierno intenta recortar el

gasto doméstico agregado lo suficiente, a fin de ajustar la economía a las llamadas leyes del

mercado. Está comprobado que lo que realmente está en juego en los programas de

austeridad es la capacidad de un gobierno para el control de los mercados financieros.

Se muestra que austeridad es culpable del aumento del desempleo y en el largo plazo del

casi estancamiento de la economía. También es responsable de la creciente

desestabilización de los mercados financieros. (Parguez, 2013)

Con esta introducción, cualquier persona que tenga una ideología neoliberal y

conservadora, no dudaría dos veces en dejar de leer el texto y desecharlo a la basura, es lo

mismo que haría una persona progresista si en sus manos le colocaran un libro de Agustín

Laje, este ser no dudaría en botar el escrito y en maldecir al autor unas 4 veces por

considerarlo demasiado retrogrado y obsoleto. Lo anteriormente dicho, demuestra que, en

el conocimiento también podemos encontrar una gran cantidad de escuelas que difieren sus

pensamientos unas de otras, a lo cual la pregunta sería: ¿Quién tiene razón? Y siendo


francos respondería: “Depende”, porque no hay propuesta político social que sea

progresista que haya funcionado 100% bien, como no hay políticas económicas

neoliberales que hayan solucionado el problema de toda la sociedad, asi que decir: “Los

progresistas siempre tienen la razón” o “Los neoliberales jamás se equivocan” es como

decir: “Solo hay dos colores (blanco y negro), si te encuentras en medio de los dos en

realidad no existes”.

Con respecto a lo anterior, el texto profundiza demasiado en la idea de la participación

activa del gobierno en los mercados para no generar crisis económicas, compartiendo ideas

como la siguiente:

Los gobiernos que renuncian a una política de pleno empleo son esclavos de ideas caducas,

decía Keynes. Él soñó con una época en la que, liberados de todo a priori, conducidos por

unos intereses materiales bien entendidos, los gobiernos podrían adoptar buenas políticas

económicas (que diesen prioridad al pleno empleo) puesto que comprenderían los

principios del universo económico real (la economía monetaria de producción). Es claro

que Keynes tenía una visión platónica de la política económica (Fitzgibbons, 1998). Creía

que, si los gobiernos, sus expertos y todos los economistas oficiales llegaban a poner en

duda todas sus ideas a priori, descubrirían las leyes de la economía positiva, es decir, el

principio de la demanda efectiva, y se convencerían de la necesidad de que su objetivo

fuera el pleno empleo de los recursos. Para Keynes, los gobiernos serían pragmáticos, se

atendrían a los hechos, si renunciasen a la economía clásica heredada de Ricardo (Parguez,

2013)

Entonces, como logramos evidenciar anteriormente, los gobiernos que deciden abstenerse

en la construcción de políticas fiscales, monetarias o cambiarias, están renunciando a la

idea de mejoramiento de su sociedad. Lo previamente dicho, se relaciona con el problema

de la trampa de la liquidez, cuando la variación en la tasa de interés no es suficiente para

modificar la preferencia por la liquidez de las personas, un gobierno neoliberal lo único que

podría hacer es “quedarse cruzado de manos” y esperar a que las propias personas decidan

sentirse más confiadas en su administración gubernamental, es lo mismo que esperar a que

un drogadicto deje de ser adicto a las drogas por fuerza propia, es demasiado improbable

que pase.

Sin embargo, sí el gobierno al evidenciar que se encuentra en esta situación, decide mejorar

la confianza de los ciudadanos y de los demás gobiernos en general (en términos sencillos,

mejorar la reputación de su administración), la confianza en el sistema llega por cuenta

propia y el gobierno puede salir de este problema. Ahora bien, la idea tiene sentido lógico

de cierta manera y cuenta con datos estadísticos que avalan su eficiencia, cuando un

gobierno decide mejorar su reputación con políticas públicas, la población en general se

siente más confiada en depositar su dinero en bancos o entes externos nacionales que le

aseguran un beneficio futuro.

Avanzando en el tema y respondiendo al comentario de mi compañero, el texto trae a

consideración su opinión crítica sobre las políticas públicas impuestas por países

neoliberales en los años 80s, el autor nos comparte:


¿Qué desean los gobernantes de los años ochenta? Comprimir los déficits presupuestales,

aumentar los beneficios a costa de reducir los salarios, incitar a una mayor abstinencia,

neutralizar el dinero al tiempo que apoyan la expansión de los mercados financieros.

Ninguno de estos objetivos tiene sentido en la economía monetaria de producción que

describió Keynes. Una de las primeras recomendaciones de Keynes a los gobernantes fue

la de disminuir las tasas de interés hasta un nivel que fuera compatible con el pleno empleo.

Pensaba que el poder de los rentistas, es decir, de quienes controlan el capital financiero e

imponen una escasez artificial, debería ser neutralizado. Todos los gobernantes posteriores

a los años setenta se precipitan en una carrera de elevación de las tasas de interés. Lejos de

aplicarles la eutanasia keynesiana, las políticas económicas restablecen las prerrogativas de

los rentistas.

Los gobernantes de los años ochenta son los esclavos de una visión del mundo, de una

ideología que suscita falsos problemas (los déficit presupuestales que explicaría la

elevación de las tasas de interés), para hacer olvidar los verdaderos problemas (el

desempleo y el derroche de los recursos productivos). Esta ideología es la

doctrina de la austeridad que se impone, tal como la inquisición, a todos los gobiernos y sus

expertos (Parguez, 2013)

Para ponerlo en términos sencillos y con un ejemplo, imaginemos que somos trabajadores

en una fábrica; Los gobernantes de los años ochenta serían como un jefe que está más

interesado en ahorrar dinero y aumentar los beneficios que en asegurarse de que sus

trabajadores estén bien pagados y tengan buenas condiciones de trabajo. Además, este jefe

estaría más interesado en expandir su fábrica (aumentando los mercados financieros) que en

mejorar las condiciones de trabajo (reduciendo las tasas de interés), lo que demuestra que

las políticas neoliberales tienden más a generar un beneficio individual que la seguridad

colectiva.

En resumen, la economía es un campo vasto y multifacético en el que la perspectiva juega

un papel crucial, cualquier tema que abordemos, ya sea el crecimiento económico, la

distribución de la riqueza o las políticas fiscales, presenta diversas facetas que deben ser

consideradas, además que nuestro juicio de valor se puede ver influenciado por los valores

o ideologías que tengamos, es por eso que el término que más aprecian los economistas es:

“Depende”, las políticas progresistas no son una excepción a esta regla, para un “progre”,

cualquier participación del gobierno en el mercado es bien recibida. Sin embargo, para un

derechista o conservador, tal acción es el inicio de la pobreza y la crisis económica, lo que

demuestra que la tan anhelada objetividad científica, expuesta por pensadores de peso como

Durkheim o Kuhn, es en realidad un sueño ideológico, como en algún momento fue el

paraíso comunista para Marx.

11 comentarios:

  1. El texto ofrece una perspectiva interesante sobre el papel del gobierno en la economía, particularmente en lo que respecta a las políticas de austeridad y la participación activa en los mercados. El autor presenta argumentos sólidos a favor de una intervención gubernamental activa para promover el pleno empleo y la estabilidad económica, criticando las políticas neoliberales que, según él, priorizan los beneficios individuales sobre el bienestar colectivo. También se resalta la importancia de considerar las diferentes perspectivas al analizar temas económicos, reconociendo que los valores e ideologías personales pueden influir en los juicios de valor. El texto permite realizar una reflexión valiosa sobre el papel del gobierno en la economía y los posibles efectos de las políticas neoliberales. Sin embargo, es importante tener en cuenta la complejidad de la economía y la necesidad de considerar diversas perspectivas al analizar temas económicos.

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  2. El ensayo es interesante, ya que explora la división entre las políticas de austeridad y las propuestas keynesianas, se utiliza este debate para explorar la naturaleza subjetiva del pensamiento económico y científico en general. El autor reflexiona sobre cómo los valores y creencias personales influyen en las perspectivas económicas, lo cual es un aspecto a menudo subestimado en los estudios de economía. También se destaca de manera efectiva cómo las políticas de austeridad, que buscan recortar el gasto gubernamental para ajustarse a las "leyes del mercado", pueden tener consecuencias devastadoras para el empleo y la estabilidad económica. Por otro lado, se presenta la perspectiva keynesiana, que aboga por una intervención gubernamental activa para mantener el pleno empleo y la estabilidad económica, especialmente durante periodos de crisis.
    Uno de los aspectos más valiosos del ensayo es cómo se vinculan estas discusiones económicas con preocupaciones más amplias sobre la naturaleza de la ciencia y la objetividad. La afirmación de que ni los científicos ni los economistas pueden desvincularse completamente de sus prejuicios y antecedentes culturales es crucial, ya que plantea preguntas sobre la "objetividad" en la ciencia económica. Este argumento es relevante no solo en el contexto de la economía, sino en todas las disciplinas científicas, recordándonos que el conocimiento es a menudo un reflejo de las perspectivas y predilecciones de quienes lo producen.

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  3. El texto aborda de manera efectiva las divisiones y debates inherentes a los temas económicos, subrayando cómo estos pueden polarizar tanto a la sociedad como a la academia. La crítica inicial sobre la percepción subjetiva en el análisis científico es particularmente relevante, destacando la influencia de valores personales en la interpretación de datos económicos. El autor logra integrar conceptos teóricos, como las ideas de Keynes, con ejemplos prácticos y contemporáneos, ofreciendo una perspectiva clara sobre la importancia de la intervención gubernamental en la estabilidad económica. La inclusión de citas y referencias específicas, como la crítica a las políticas de austeridad de los años ochenta, proporciona una base sólida y bien fundamentada para sus argumentos. En general, el texto está bien estructurado, es accesible y presenta una crítica equilibrada de las ideologías económicas, fomentando una comprensión más profunda de las complejidades y matices del pensamiento económico.

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  4. El texto aborda la naturaleza polarizadora de los temas económicos tanto en la sociedad general como en los círculos académicos, subrayando cómo las opiniones personales y los valores influyen en las percepciones y debates sobre políticas económicas. El autor reflexiona sobre la crítica recibida por su propio trabajo, señalando la dificultad de alcanzar una verdadera objetividad en las ciencias sociales debido a la influencia de las experiencias y valores personales.A través de una crítica a las políticas de austeridad, citando a autores como Parguez y Keynes, el texto argumenta que la intervención activa del gobierno en la economía es esencial para evitar crisis y desempleo. El autor destaca cómo la ideología neoliberal de los años ochenta priorizaba los beneficios individuales y la expansión de los mercados financieros a expensas del bienestar de los trabajadores y la estabilidad económica. Este enfoque, según el texto, refleja una visión limitada y sesgada de la economía que ignora las necesidades reales de la sociedad

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  5. Aunque puede resultar interesante la valoración realizada por el autor basado en la polarización para la discusión científica, la generación de la escala de grises es fundamental y, sobre todo, la generación de la capacidad de discutir sin necesidad de entrar a la incongruencia poco científica de, como dice el autor, "desechar un texto", ahora bien, dentro del andamiaje teórico incluido dentro del ensayo, el autor parece olvidar las problemáticas existentes en la teoría keynesiana en el largo plazo, una política intervencionista puede ser capaz de sacar a una nación de la crisis, pero implementarla sin que exista esta situación también tiene grandes consecuencias, véase a Latinoamérica en la década de los 70's

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  6. Este ensayo nos ofrece una reflexión interesante sobre la política de austeridad y cómo se relaciona con las ideologías económicas, en particular contrasta la perspectiva keynesiana y neoliberal. Se discute cómo la austeridad, impulsada por políticas neoliberales, puede tener efectos perjudiciales en la economía y en la sociedad en general, especialmente en términos de aumento del desempleo y estancamiento económico a largo plazo. También se critica la visión ideológica que subyace a la doctrina de la austeridad, argumentando que prioriza falsos problemas como el déficit presupuestario sobre los problemas reales como el desempleo y el uso ineficiente de los recursos.

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  7. es el realidad un texto considerablemente interesante, aborda temas interesantes, posiblemente un mini debate sobre que modelo económico resulta mejor, si un modelo neoliberal o un médelo que vaya mas alineado a las posturas keynesianas y progresistas. tan solo con saber quienes están a la cabeza de un estado ya se podría suponer cual modelo se impondrá en una economía, pues será el que defienda mas los intereses de estos. el neoliberalismo posiblemente defiendo mas solo intereses individuales que los colectivos, lo contrario a esto serio un modelo progresista o social demócrata. el que interponga el desarrollo humano por encima y el mejoramiento de las condiciones de vida de las personas por encima de un puro crecimiento económico, posiblemente será la mejor opción.

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  8. El texto "La austeridad: Keynes o los neoliberales" analiza el debate entre la austeridad y la intervención gubernamental, destacando cómo las políticas económicas polarizan opiniones. Defiende la intervención del gobierno, criticando las políticas neoliberales de los años 80 por aumentar el desempleo y la desigualdad. Resalta que la economía no puede ser totalmente objetiva debido a influencias ideológicas, y enfatiza la importancia de equilibrar diversas perspectivas para alcanzar un bienestar socioeconómico más amplio.

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  9. Explora de manera profunda y reflexiva la polarización inherente a los temas económicos y cómo estas posturas se reflejan no solo en la sociedad en general, sino también en los círculos académicos. La manera en que el autor discute la influencia de las ideologías en la percepción de las políticas económicas es especialmente interesante. Además, destaca la complejidad del panorama económico y cómo las ideologías influyen en la interpretación de los datos y en la formulación de políticas. Esta reflexión sobre la subjetividad en la ciencia económica es fundamental para comprender las divergencias en las opiniones y propuestas.

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  10. Es una mirada interesante la que plantea el autor, no obstante, debe tener en cuenta las desventajas que conllevan una intervención del Estado en la economía, la cual afecta la libertad individual. De esta manera, se debe tomar en consideración que las fallas del Estado conllevan a mayor intervención, cosa que no suelen mencionar los Keynesianos. En término más generales, estoy de acuerda que esa fragmentación del pensamiento económico, conlleva a que la teoría económica misma, se limite al no poder tener un orden de pensamiento claro; que conlleva a problemas grandes en la administración de la sociedad.

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