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En el siguiente texto
paralelo, se pretende dar una breve explicación del método keynesiano
–establecido por su más importante precursor John Maynard Keynes. El cual logro
generar el acontecimiento más importante
del siglo pasado respecto a la economía, con su obra llamada la Teoría General de la Ocupación, el interés, y
el dinero, durante mucho tiempo Keynes había despertado la envidia de sus
colegas debido a la claridad de su estilo y de sus ideas las cuales no se daban
al mismo tiempo muy de seguido.
Respecto al consumo Keynes comienza por analizar a
los determinantes de la demanda agregada, dadas su palabras el mejor sustituto
de la conocida Ley de Say: la propensión marginal a consumir es la parte de la
variación en el ingreso que se destina al consumo; sus características son: que
es positiva (el consumo se mueve en la misma dirección que el ingreso), que es
menor que la unidad (no todo el ingreso incrementado toma la forma de consumo)
y que tiende a cero (hay un momento en que ninguna porción del ingreso
incrementado se destina al consumo, no solo por la utilidad marginal
decreciente), mientras que lo que Keynes definió como economía clásica supone
que la inversión deriva de la abstinencia en el consumo, él afirma que entre
mayor sea la parte del ingreso que se gasta de esta forma, mayor será el efecto
(multiplicador) que la inversión tendrá sobre el ingreso.
En cuanto a la inversión después de destinar una
parte del ingreso al consumo se debe ver en que se puede aplicar el resto del
ingreso que excede al consumo, los usos
alternativos que se le pueden dar a ese excedente es el ahorro siempre que la
tasa de interés supero a la rentabilidad de las inversiones, o la inversión, si
la rentabilidad de esta supera durante toda la vida útil de la inversión a la
taza de interés real, la nominal menos
la inflación.
La definición de la eficacia marginal del capital,
que Keynes toma del profesor Irving Fischer, es: “Es la tasa de descuento que,
en el tiempo, iguala a los beneficios esperados con el precio de oferta de los
bienes de inversión”. La expectativa se vuelve pesimista con el tiempo, en
virtud de la incómoda e inevitable presencia del espíritu animal de los
empresarios, que acuden a las ramas más rentables.
Ya en el dinero para
Keynes la tasa de interés es
simultáneamente, el precio del dinero y el premio por renunciar a la liquidez,
y corresponde a la relación entre los tres motivos de preferencia por la
liquidez (transacción, precaución y especulación) y la oferta monetaria.
Motivos de preferencia por la liquidez. Keynes jamás emplea el término demanda
de dinero para referirse a los motivos precitados, aunque es del todo válida
esa identidad él lo que utiliza es el término liquidez para dos funciones de
preferencia.
Dada la cita de Keynes nos dice que [Los
inversionistas profesionales y los especuladores] no se ocupan de lo que
realmente significa un valor de inversión para el hombre que lo compra “para
siempre”, sino de en cuánto lo estimará el mercado dentro de tres meses o un
año, bajo la influencia de la psicología de masa. Este es el resultado
inevitable de los mercados de inversión que se organizan para lograr lo que se
llama liquidez.
Entre las máximas de la finanza ortodoxa, ninguna,
seguramente, es más antisocial que el fetiche de la liquidez, la doctrina según
la cual es una virtud positiva de las instituciones de inversión concentrar sus
recursos en la posesión de valores líquidos. Olvida que las inversiones no
pueden ser líquidas para la comunidad como un todo. La finalidad social de la
inversión realizada con conocimiento de causa debería ser el dominio de las
fuerzas negativas del tiempo y la ignorancia que rodean nuestro futuro. El
objeto real y particular de la mayor parte de las inversiones competentes de
hoy es “ganar la delantera” (to beat the gun), como dicen los norteamericanos;
ser más listo que el vulgo, y encajar la moneda falsa o que se está depreciando
a otra persona (Keynes, 1958: 153-154).
Keynes también hace énfasis en es te concepto la trampa de
la liquides a que hace referencia cuando se refiere a este: según keynes la trampa de liquidez consiste en la reacción
que muestran las variables independientes del sistema económico, concretamente
la tasa de interés, frente a incrementos de la oferta monetaria encaminados a
reducir el precio del dinero de forma perdurable.
También hace referencia a dos clases de tasa una
pasiva y una activa cuando se refiere a la activa nos menciona que la tasa interés activa inducirá a los agentes a
Contratar créditos para la adquisición de los bienes de consumo duradero
clasificados Como duros (vivienda, automóviles, línea blanca,
electrodomésticos, etcétera); dado que esta esté tendiendo a la reducción, y la
tasa pasiva que los especuladores demandarán dinero (o lo atesorarán) por la
reducción del premio por renunciar a la liquidez, que es como Keynes define a
la tasa de interés pasiva, dado que los rendimientos esperados de los bienes de
inversión durante su vida útil superen a la suma de las tasas y a la prima de liquidez, que es entendida como la
propiedad de un bien para intercambiarse, con la mayor cobertura y de manera inmediata,
por otras mercancías.
Por ultimo si el ambiente es de inestabilidad,
curiosa normalidad del (des)orden capitalista, la preferencia por la liquidez
se hará presente en las instituciones responsables de la intermediación
financiera. Frente a la escasez de
crédito y la incertidumbre reinante, los consumidores reducirán sus gastos y,
con ellos, una parte significativa de la demanda efectiva, y –por todo lo
anterior– los empresarios carecerán de incentivos para invertir en producir lo
que no es demandado, con lo que se completa la ruina.
Mientras la
economía productiva padece esta contracción, la preferencia por la liquidez
para un activo ejercicio especulativo, la compra-venta de divisas, también se
ve incrementada, particularmente al calor de las posibilidades ofrecidas por
tipos de cambio flexibles y por instrumentos y técnicas de comunicación de alucinante
velocidad que, hoy, dominan el panorama. La evaporación del Estado de Bienestar
y el encanecimiento de la fuerza de trabajo planetaria, se combinan para
producir la reducción suplementaria de la llamada, función-consumo, por medio
de un fortalecimiento de la preferencia por la liquidez que produce una nueva
reducción del gasto.
Para Keynes, además de medio de pago, el dinero es
un depósito de valor que liga el presente con el futuro, y que también se
somete a la incertidumbre, ahora referida a los cambios futuros y desconocidos
de las tasas de interés que variarán temporalmente en relación inversa a las
variaciones de la oferta monetaria, hasta que la trampa de liquidez haga acto
de presencia. Además, aunque la economía estándar imagina los efectos
inflacionarios de los aumentos de dicha oferta en situación de pleno empleo
(supuesto irreal), Keynes advierte que, mucho antes del pleno empleo, el nivel
de precios experimentará presiones al alza y que, en algunos casos lo hará por
razones estructurales (inelasticidad de la oferta) y no por razones monetarias.
Bibliografía:
La pertinencia actual de la Teoría General de
Keynes Federico Novelo U. Profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana,
(UAM,México) «fjnovelo@coreo.xoc.uam.mx»
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