viernes, 24 de mayo de 2024

 En el amplio contexto de la economía actual, la “Teoría General del Empleo, el

Interés y el Dinero” de John Maynard Keynes se destaca como una obra

trascendental y de considerable influencia. Publicada en 1936, durante la

devastadora crisis económica provocada por la Gran Depresión, esta obra no solo

desafió las ideas predominantes de la época, sino que también fundó las bases

sobre las cuales se desarrollaría la macroeconomía moderna. Keynes propuso

una nueva perspectiva para comprender el comportamiento económico, donde el

nivel de empleo no se determinaba por el equilibrio entre la oferta y la demanda de

trabajo, sino por la demanda agregada (DA) de bienes y servicios, la cual es

influenciada por otros factores como el consumo(C), la inversión (I), el gasto

público(G), la balanza comercial(X-M). Por lo tanto:

DA = C + I + G + (X - M)


Está ecuación establece que la demanda agregada total está compuesta por el

consumo de los hogares, la inversión de las empresas, el gasto del gobierno y las

exportaciones netas. La (DA), que es la suma total de la demanda de bienes y

servicios en una economía durante un período de tiempo específico, determina el

nivel de producción y empleo. Las empresas producen en función de la demanda

esperada de sus productos. Por lo tanto, si la DA aumenta, las empresas anticipan

mayores ventas y aumentan la producción, lo que a su vez requiere contratar más

trabajadores, reduciendo así el desempleo. La teoría de Keynes desafió la teoría

económica clásica, cuestionando la Ley de Say, la cual establece que la oferta

crea su propia demanda. Keynes argumentó que la demanda agregada no

siempre es suficiente para cubrir la oferta total de bienes y servicios,

especialmente en tiempos de recesión, cuando la demanda agregada puede ser

insuficiente debido a una disminución del consumo, la inversión o el gasto público,

generando un desequilibrio el cual conduce al desempleo. De acuerdo a esta

situación, Keynes defendía la intervención del Estado en la economía, a través de

las políticas fiscales y monetarias expansivas el Estado podía estimular la

demanda agregada y por lo tanto, fomentar el empleo y la producción. Las

políticas fiscales expansivas implican un aumento del gasto público o una

reducción de impuestos, mientras que las políticas monetarias expansivas

buscaban incrementar la liquidez en la economía, mediante la reducción de las

tasas de interés.

Keynes también propuso un nuevo enfoque para comprender cómo se determinan

las tasas de interés en la economía. Desafió la teoría clásica del interés, la cual

sostenía que la tasa de interés es el precio que equilibra la demanda de fondos

para la inversión y la oferta de ahorros, según esta perspectiva la tasa de interés

se determina en el mercado de fondos prestables, donde la oferta de fondos

prestables está representada por la cantidad de dinero que los ahorradores están

dispuestos a prestar, esta oferta depende de factores como:

● Ingresos: A mayor nivel de ingresos, mayor capacidad de ahorro.

● Expectativas futuras: Si se esperan mayores ingresos en el futuro, las

personas tienden a ahorrar más en el presente.

● Tasa de interés: Una tasa de interés más alta incentiva el ahorro, ya que

ofrece un mayor retorno.


Por otro lado la demanda de fondos prestables está representada por la cantidad

de dinero que los inversores necesitan para financiar sus proyectos, depende de

factores como:

● Oportunidades de inversión: Cuando las oportunidades de inversión

prometen ser rentables, más empresas están interesadas en invertir, esto

ocasiona un aumento en la demanda de fondos prestables, ya que los

empresarios buscan capital para financiar sus proyectos de inversión.

● Tasa de interés: Una tasa de interés más baja, reduce el costo de

financiamiento y aumenta la demanda de fondos.

● Expectativas futuras: Si se espera que la economía crezca, los empresarios

anticipan que habrá más oportunidades de negocio y que sus inversiones

serán más rentables.

La teoría clásica asume que el mercado de fondos prestables es autosuficiente y

que la tasa de interés se ajusta automáticamente para alcanzar el equilibrio. Sin

embargo, en la realidad existen factores externos que pueden afectar la tasa de

interés, como las políticas monetarias de los bancos centrales o eventos

económicos inesperados.

Keynes, sin embargo, argumentó que la realidad era más compleja y que la tasa

de interés era determinada por la interacción entre la preferencia por la liquidez y

la cantidad de dinero disponible en una economía.

La preferencia por la liquidez es una potencialidad o tendencia funcional

que fija la cantidad de dinero que el público guardará cuando se conozca la

tasa de interés; de tal manera que si r es la tasa de interés, M la cantidad

de dinero y L la función de preferencia por la liquidez, tendremos M = L (r).

Tal es la forma y lugar en que la cantidad de dinero penetra en el

mecanismo económico. (Keynes,1936, pág. 150)

La preferencia por la liquidez es el deseo de las personas de mantener una parte

de su riqueza en forma de efectivo en lugar de invertirla en activos como bonos o

acciones. Esta preferencia se basa en tres motivos principales:

● Motivo transacción: Las personas necesitan efectivo para realizar

transacciones diarias.

● Motivo precaución: Las personas mantienen efectivo como reserva para

cubrir gastos o imprevistos.

● Motivo especulación: Las personas pueden retener efectivo esperando que

la tasa de interés baje en el futuro.

La cantidad de dinero en circulación era un factor importante en la determinación

de la tasa de interés. Según Keynes, una mayor cantidad de dinero disponible

implica una mayor liquidez, lo que puede ocasionar una disminución en la tasa de

interés. Esto se debe a que las personas y empresas tienen menos necesidad de


mantener efectivo y están más dispuestas a invertir en activos que generen

rendimiento.

Supongamos una economía con alta liquidez, las personas y empresas, al tener

mayor acceso a efectivo, se sienten más seguras y confiadas, lo que reduce su

necesidad de mantener efectivo como reserva. Esto las incentiva a invertir su

dinero en activos como bonos o acciones, aumentando la oferta de fondos

prestables. Al tener más dinero disponible para préstamos e inversiones, la tasa

de interés tiende a disminuir.

Por el contrario, en una economía con baja liquidez, las personas y empresas

prefieren mantener más de su riqueza en efectivo debido a la incertidumbre o la

expectativa de una futura caída en las tasas de interés. Esto aumenta la demanda

de efectivo, como consecuencia la tasa de interés tiende a aumentar ya que hay

más competencia por obtener dinero a través de préstamos.

La teoría keynesiana sobre la tasa de interés introdujo una nueva perspectiva en

la economía, desafiando los postulados clásicos y estableciendo las bases de la

macroeconomía. Según Keynes, la tasa de interés no solo refleja el costo del

préstamo sino que también representa la recompensa por mantener la liquidez.

Una tasa de interés reducida motiva a las empresas a incrementar sus inversiones

debido a que el acceso al financiamiento resulta más económico. Esto impulsa la

generación de empleo, el aumento en la producción, generando un crecimiento

económico sostenido. Por lo contrario, una tasa de interés alta puede disminuir la

inversión, provocando desempleo y estancamiento económico.

Keynes argumentaba que en ausencia de una intervención gubernamental efectiva

para regular las tasas de interés, la economía podría quedar atrapada en una

trampa de liquidez.


REFERENCIAS

Keynes, J. (1936). TEORÍA GENERAL DE LA OCUPACIÓN, EL INTERÉS Y EL

DINERO. Fondo de cultura económica.

2 comentarios:

  1. La crítica de Keynes a la Ley de Say, que postula que “la oferta crea su propia demanda”, es especialmente pertinente cuando se consideran las crisis económicas modernas, donde la falta de demanda efectiva puede llevar a un ciclo de desempleo y baja producción. La idea de que la demanda agregada puede ser insuficiente para absorber la oferta total es un recordatorio de que las políticas económicas deben estar orientadas a estimular la demanda, especialmente en tiempos de crisis.

    En cuanto a las tasas de interés, la perspectiva keynesiana ofrece una visión más compleja que la simple interacción entre el ahorro y la inversión. La preferencia por la liquidez y la especulación son factores cruciales que influyen en la tasa de interés y, por lo tanto, en la inversión y el empleo. La idea de que una mayor liquidez puede reducir las tasas de interés y estimular la inversión es un concepto que sigue siendo aplicable en la actualidad, especialmente en el contexto de las políticas monetarias expansivas.

    ResponderBorrar
  2. el autor proporciona una explicación clara y detallada de la teoría de Keynes, incluido el concepto de la demanda agregada y sus componentes. hubiera sido adecuado profundizar un poco mas sobre los posibles efectos negativos sobre la intervención gubernamental en el mercado como por ejemplo la inflación, o un desmedido aumento de la deuda publica

    ResponderBorrar