viernes, 24 de mayo de 2024

Keynes y Prebisch


Jose Manuel Ordoñez Claros

Para la realización de este ensayo se va a tomar como referencia el texto escrito por

Pablo Luis Nemiña llamado “Los planes White y Keynes de creación del FMI bajo la

mirada de Prebisch” (Nemiña, 2010) . En este paper se realiza un análisis de contraste

entre los planes de Harry D. White y John M. Keynes para las propuestas de lo que

acabaría siendo el Fondo Monetario Internacional junto a los planteamientos de uno de

los teóricos más influyentes para Latinoamérica en mediados del siglo XX: Raúl

Prebisch.

Nemiña realiza primero un recopilatorio de los planes de White y Keynes para finalizar

a modo de conclusión con la opinión de Prebisch sobre estos. Debido a la relación con

el temario se dejará a un lado a White y se realizará una comparación entre los

planteamientos de los otros dos autores. El plan económico mundial de posguerra de los

británicos planteó la liberalización en el manejo de las divisas, pero de forma voluntaria,

no mediante una imposición como lo pensaban los norteamericanos.

La situación económica de ambos países no era para nada similar, el suelo ingles había

vivido las catástrofes de la guerra y sus reservas de oro eran bastante cortas, por lo que,

liberalizar las divisas generaría un escape de moneda nacional, que para retener

requeriría de un aumento de las tasas de interés y, según el pensamiento keynesiano,

esto desincentivaría a la inversión y, por ende, a la producción nacional.

El modelo británico planteaba la creación de una divisa internacional con utilidad para

la realización de transacciones comerciales y con su propia capacidad de contraerse para

poder corregir las tendencias inflacionarias o deflacionarias a nivel mundial basada en el

sistema oro. Para formar parte de la unión internacional, los países asociados utilizarían

una reserva de su moneda local como saldo y la deuda internacional quedaría generada

en términos de esta nueva moneda. Además, se generaron normas establecidas sobre los

países deudores y acreedores en esta nueva moneda respecto a las cuotas y los saldos a

pagar.

Para Prebisch, estas propuestas eran excelentes como idea, pero la ejecución era, cuanto

menos, compleja debido a que las propuestas no generaban bases lo suficientemente

estables para permitir el desarrollo ordenado del comercio internacional porque no


aseguraban el cumplimiento de los acuerdos para equilibrar la balanza de pagos. En

suma, no eran propuestas muy atractivas para los países periféricos, en cambio, Prebisch

proponía dividir la cuota en dos: un giro automático y una negociación de las

modificaciones en la política económica.

Prebisch siempre consideró que la autonomía en la política monetaria y fiscal era

fundamental para el desarrollo de los países periféricos. Así como Estados Unidos no

estaba de acuerdo con la política keynesiana de financiamiento internacional por los

cambios que podría plantear en su política monetaria, los países de la periferia tampoco

deberían renunciar a su soberanía para acogerse a un plan internacional de desarrollo.

Décadas más tarde y tras la implementación del FMI, se puede observar como el

planteamiento de Prebisch fue correcto. Nemiña muestra como fallidas las

intervenciones del Fondo Monetario ante las crisis como el caso del Crash asiático de

finales de siglo o la misma crisis del 2008, pues comprometía a los países acreedores de

sus préstamos a generar ajustes en la política fiscal, es decir, a entregar su soberanía.

La idea keynesiana se mostraba muy idealizada, de hecho, hoy, 80 años después del fin

de la guerra todavía es una utopía considerar una divisa mundial unificada. Si se ven

problemas en la zona euro, que podría pasar si se toman economías de países africanos,

asiáticos o americanos, porque, aunque India, Sudáfrica o Brasil sean de las potencias

económicas emergentes geográficamente hablando sus alrededores no tienen ni el poder

ni la estabilidad económica para generar una zona o una entidad internacional capaz de

apoyar a los países deudores y no de hacer más ricos a los acreedores.

Hay dos cosas interesantes para mencionar sobre el tema, primero que todo, que una de

las principales razones para que la idea de Keynes no fuera aceptada es debido a las

cesiones que debía hacer Estados Unidos en términos de autonomía de su política

monetaria, los estadounidenses nunca velaron por el bien de nadie más que el propio,

porque, aunque la generación de una entidad mucho más compleja y, por ende, más

costosa para ellos podía haber generado un bienestar mayor a nivel global no valía la

pena el riesgo.

Otro punto que estas entidades supranacionales no fueron capaces de comprender está

ligado al planteamiento de Prebisch de la soberanía política, los modelos de desarrollo

no pueden ser globales, incluso, sería, y fue, catastrófico replicar un mismo plan de

desarrollo en lugares distintos debido a la diferencia en las condiciones no solo


económicas, sino también culturales o sociales y esto es algo que vió muy bien

Prebisch, pero que es explicable mediante la teoría keynesiana, la economía nacional

fundamentada en la demanda agregada posee un componente psicológico, es decir, es

particular, dos economías con el mismo consumo pueden explicar contextos

completamente diferentes, mientras una puede tener una propensión marginal al

consumo muy alta y una baja tasa impositiva, la otra puede tener condiciones contrarias

y llegar al mismo valor.

Esto con la necesidad de explicar que detrás de los números con los que trabajan los

economistas existe todo un trasfondo cultural y social que es el más complejo de reflejar

al momento de pronosticar el futuro o de generar un plan que busque cambiar las

condiciones porque en la gran mayoría de los modelos, las variables más complejas solo

pueden tomar dos valores: uno y cero.

Bibliografía

Nemiña, P. L. (2010). Los planes White y Keynes de creación del FMI bajo la mirada

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