Danna Isabella Fuentes Ordoñez.
Nuestro autor Harry Johnson (2002) plantea la idea de que “La historia del pensamiento
económico puede caracterizarse en términos de una serie de revoluciones”. Para lo que además
plantea que la revolución keynesiana en la teoría monetaria fue exitosa porque era atractiva para
la academia y los profesionales. Sin embargo, como toda teoría, eventualmente se convirtió en
ortodoxia y fue atacada, en este caso por el monetarismo. Este enfoque identificó debilidades en
la teoría keynesiana, como la incapacidad para controlar la inflación y la adhesión a ideas
anticuadas. Aunque el monetarismo desafió al keynesianismo con éxito temporal, su enfoque en
la inflación, en lugar del desempleo que fue central para Keynes, limitará su permanencia. El
futuro de la economía requerirá nuevas ideas después de esta contrarrevolución.
El autor destaca con acierto la necesidad de actualizar constantemente la teoría económica, ya
que las condiciones cambian. A medida que la inteligencia artificial y otras tecnologías
transforman nuestra sociedad, surgen nuevos fenómenos que requieren nuevas teorías y
soluciones, especialmente en el ámbito del empleo. La capacidad de adaptación de la economía a
estos cambios determinará su relevancia y eficacia en el futuro, a la par de nosotros como futuros
economistas.
Según nuestro autor han existido una variedad de revoluciones, como la revolución smithiana; la
ricardiana; la neoricardiana o también reconocida como escuela marginalista o neoclásica; la
teoría sobre competencia imperfecta monopolística, que desafió la idea de competencia perfecta,
base de la teoría del valor tras la revolución marginalista; la econometría; la teoría del equilibrio
general, que reemplazó el enfoque de equilibrio parcial por el de equilibrio general; la revolución
keynesiana; y la contrarrevolución monetarista.
Desde la perspectiva de Johnson “sólo han existido tres revoluciones intelectuales en economía:
la revolución ricardiana (Checkland, 1949), la revolución keynesiana y la contrarrevolución
monetarista”. De las cuales se enfocará en las dos últimas y cuyo objetivo principal es “indagar
las causas de la rápida propagación de la contrarrevolución monetarista”, para lo cual expresa
que evidentemente necesita entender la rápida propagación de la revolución keynesiana ya que
“ambas están interrelacionadas”.
Desde el punto de vista del autor, el primer desafío es entender por qué la teoría general de
Keynes fue tan bien recibida entre los economistas. Para lo que formuló dos razones principales:
una está relacionada con la situación social de la época, y la otra con la solidez científica de la
teoría misma.
La primera razón es que la teoría económica dominante en ese momento no podía explicar
adecuadamente el desempleo masivo durante los años treinta. Esta teoría, basada en ideas
simplistas, no podía enfrentar la realidad económica de ese tiempo. Los economistas se centraron
en explicaciones microeconómicas y descuidaron el análisis macroeconómico, lo que llevó a
soluciones ineficaces.
La segunda razón es que la teoría de Keynes ofrecía una nueva perspectiva. Al desafiar las ideas
convencionales y proponer una visión diferente del papel del dinero y el desempleo, atrajo la
atención de los economistas. Su enfoque más holístico y su capacidad para abordar los
problemas económicos de manera integral resultaron muy atractivos para la academia y los
profesionales.
La economía ortodoxa no podía explicar los problemas reales, lo que abrió el camino para una
nueva teoría, como la de Keynes, que ofrecía una explicación convincente y soluciones políticas.
Esta nueva teoría revolucionaria tuvo éxito por varios factores, nuestro autor destaca cinco:
1) Desafió la idea ortodoxa de pleno empleo, ofreciendo un análisis nuevo y aceptable
académicamente, basado en el multiplicador de Kahn y la propensión al consumo
introducida por si mismo.
2) Keynes presentó su teoría como algo novedoso, pero al mismo tiempo integró elementos
válidos de la teoría existente. Renombró conceptos antiguos y resaltó pasos analíticos
omitidos. Algunos ejemplos que proporciona Johnson (2002) acerca de la productividad
marginal del capital que se convirtió en la eficiencia marginal del capital; la relación
dinero a ingreso, k en la tradición cambridgiana, se incluyó en la nueva teoría de la
preferencia por la liquidez; y la igualdad ex post de ahorro e inversión se convirtió en un
componente crucial del nuevo razonamiento.
3) Keynes diseñó su teoría con un nivel adecuado de complejidad para ser valorada por los
economistas establecidos pero también accesible para los jóvenes y estudiantes
interesados. “La economía podía ser reconstruida sobre las bases de un incipiente
entendimiento de Keynes y un estilizado desafío de la literatura existente. Y, en efecto,
así ocurrió”.
4) Ofrecía una metodología más eficiente que la previa, basada en el equilibrio general de
Hicks y Allen, que aunque compleja, era atractiva para quienes buscaban un desafío
intelectual.
5) Proporcionaba una base empírica importante para los econometristas emergentes,
especialmente en la estimación de la función de consumo.
Johnson plante ahora unos “rasgos distintivos de la metamorfosis keynesiana en ortodoxia”. En
primer lugar, los keynesianos creían que el desempleo masivo de los años treinta era normal en
una sociedad capitalista sin intervención keynesiana y que era el problema social más
apremiante, que, con el tiempo, perdería relevancia frente a los costos sociales de la inflación.
Además, la revolución keynesiana inicialmente inspiró a los jóvenes economistas a explorar
nuevas ideas y construir modelos complejos, pero con el tiempo, esta actividad se volvió menos
atractiva y productiva, lo que nuestro autor describe como “una pendiente de rendimientos
decrecientes tan inclinada que prácticamente ha dejado de ser atractiva para economistas jóvenes
y ambiciosos”.
Establecida como ortodoxa la revolución keynesiana, fueron expuestas entonces a ataques debido
a dos frentes vulnerables revelados, el primero de ellos, antes mencionado, el hecho de que no
percibía el problema de la inflación, y el segundo, que se podría describir como, jóvenes que se
ven limitados en su creatividad e innovación por la presión de la autoridad de sus predecesores.
La incapacidad de la teoría keynesiana para ofrecer soluciones efectivas contra la inflación se
convirtió en su talón de Aquiles, ya que este fenómeno se volvió cada vez más relevante en las
agendas económicas de muchos países. La dependencia en políticas basadas en la demanda
agregada y el pleno empleo, sin un enfoque equilibrado en la estabilidad de precios, llevó a
críticas y eventualmente a contra-movimientos como el monetarismo, que buscaban abordar la
inflación de manera más directa. La economía es un campo dinámico y complejo, y las
soluciones efectivas pueden requerir adaptaciones constantes a las realidades cambiantes.
Johnson (2002) destaca el surgimiento y la importancia de la contrarrevolución, señalando que el
monetarismo solo obtuvo legitimidad y fue tomado en serio como corriente de pensamiento
cuando la inflación se convirtió en un problema significativo para la economía estadounidense.
Este punto se ilustra de manera impactante en el documental sobre la batalla de las ideas, donde
se presenta información alarmante sobre los altos niveles de inflación que ocurrieron en Europa
después de las guerras mundiales. La narrativa muestra cómo estos eventos históricos
fundamentaron la necesidad de abordar la inflación de manera más efectiva, dando credibilidad a
las ideas monetaristas.
La contrarrevolución de la teoría cuantitativa adoptó estrategias similares a las de la revolución
keynesiana para su éxito: atacar una idea central de la ortodoxia, desarrollar una nueva teoría que
reutilice conceptos antiguos, desafiar a los jóvenes economistas y presentar una metodología más
efectiva. Sin embargo, tuvo dificultades para establecer continuidad con la ortodoxia pre-
keynesiana, superadas con argumentos que defendían la teoría cuantitativa tradicional y su
relación con la ortodoxia anterior.
Las teorías económicas, como la revolución keynesiana y la contrarrevolución monetarista,
tienen éxito no solo por sus méritos científicos, sino por ofrecer soluciones a problemas
importantes que la ortodoxia vigente no puede resolver. La teoría general de Keynes fue exitosa
porque ofreció una alternativa a la ortodoxia existente y propuso políticas sensatas para combatir
el desempleo. De manera similar, la contrarrevolución monetarista ha tenido éxito al abordar el
problema de la inflación, para el cual la ortodoxia keynesiana no tenía soluciones efectivas. Es
crucial que la contrarrevolución monetarista pueda adaptarse y mejorar con el tiempo para seguir
siendo relevante en la economía.
Johnson (2002) hace una especie de crítica sobre como el monetarismo ha utilizado la economía
positiva como una estrategia para validar sus resultados sin tener que explicar en detalle cómo se
obtuvieron. Sin embargo, las demandas actuales de claridad y explicación en la economía
requieren que el monetarismo desarrolle modelos más explícitos y sofisticados. Para ser aceptado
en la sociedad y la academia, el monetarismo necesita adoptar métodos más rigurosos, como los
modelos de equilibrio general y la econometría, lo que implica comprometerse más con la
metodología keynesiana.
A manera de conclusión, nuestro autor menciona que, la contrarrevolución monetarista ha tenido
éxito al desafiar las ideas superficiales que surgieron después de la revolución keynesiana, pero
su éxito será temporal porque ha seguido un camino similar al de la revolución que critica. Al
centrarse en la inflación, un problema menos relevante que el desempleo abordado por Keynes,
ha adoptado una metodología en conflicto con las tendencias futuras de la economía. Con el
tiempo, los monetaristas necesitarán ser más conscientes de las influencias monetarias y evaluar
su importancia de manera más cuidadosa. Si no tienen éxito en esta adaptación, podrían enfrentar
una fase posterior a la contrarrevolución, un nuevo desafío que podría ser necesario para el
progreso futuro de la economía.
Referencias.
Johnson, H. G., (2002). Revolución y contrarrevolución en economía. De Lord Keynes a Milton
Friedman. CIENCIA ergo-sum, Revista Científica Multidisciplinaria de Prospectiva, 9(2).
El texto aborda una crítica interesante sobre la necesidad de que el monetarismo adopte métodos más rigurosos y se comprometa con la metodología keynesiana, a pesar de sus diferencias fundamentales. La conclusión del autor sugiere que aunque la contrarrevolución monetarista ha sido efectiva en desafiar las ideas superficiales post-keynesianas, su enfoque en la inflación en lugar del desempleo podría limitar su relevancia futura El argumento del autor es convincente al resaltar la necesidad de que el monetarismo incorpore métodos más rigurosos, como los modelos de equilibrio general y la econometría. Sin embargo, la sugerencia de que los monetaristas deberían comprometerse más con la metodología keynesiana puede parecer contradictoria, dado que estas dos escuelas de pensamiento tienen fundamentos filosóficos y metodológicos distintos. Además, el énfasis del autor en que el problema de la inflación es menos relevante que el desempleo podría ser visto como una simplificación excesiva. Ambos problemas son cruciales y su relevancia puede variar según el contexto económico específico.
ResponderBorrarEn este ensayo me parece muy interesante y claro el cómo, Harry Johnson, en su obra "Revolución y contrarrevolución en economía, de Lord Keynes a Milton Friedman", argumenta que la historia del pensamiento económico es una sucesión de revoluciones. Destaca la revolución keynesiana, que triunfó debido a su atractivo académico y práctico, y cómo fue eventualmente desafiada por el monetarismo. Según Johnson, la teoría keynesiana, aunque revolucionaria y exitosa en su época, eventualmente se convirtió en ortodoxia y mostró debilidades, como su incapacidad para manejar la inflación. Esto permitió que el monetarismo ganara terreno al enfocarse en este problema. Sin embargo, Johnson predice que el éxito del monetarismo será temporal, ya que su énfasis en la inflación, en detrimento del desempleo, limitará su permanencia. Concluye que la economía debe adaptarse continuamente a las nuevas realidades, como las tecnologías emergentes, para seguir siendo relevante y efectiva, sugiriendo que las futuras teorías deberán responder a estos desafíos cambiantes.
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarEl texto ofrece una perspectiva interesante sobre la historia del pensamiento económico, centrándose en dos revoluciones clave: la keynesiana y la monetarista. El autor destaca la importancia de estas dos corrientes en la evolución de la teoría económica y analiza las razones de su éxito y posterior declive. Keynes se introduce en un momento en que la teoría económica dominante no podía explicar el desempleo masivo de la época, su teoría, basada en la demanda agregada y el multiplicador, ofreció una nueva perspectiva y soluciones viables. El éxito de la teoría keynesiana se debió a su capacidad para explicar la realidad económica de la época, su metodología atractiva y su enfoque. El monetarismo, con su enfoque en la oferta monetaria y el control de la inflación, ganó terreno a medida que este problema se agudizaba. Al igual que el keynesianismo, el monetarismo tuvo éxito al ofrecer soluciones a un problema relevante para la época. Sin embargo, descuidó otros aspectos importantes de la economía, como el desempleo.
ResponderBorrarEl Ensayo presenta una perspectiva intrigante sobre las revoluciones en el pensamiento económico, destacando la importancia de la evolución constante de las teorías en respuesta a los cambios sociales y económicos. Su análisis detallado sobre la revolución keynesiana y la posterior contrarrevolución monetarista ofrece una visión panorámica del desarrollo del pensamiento económico en el siglo XX.
ResponderBorrarJohnson argumenta de manera convincente que las teorías económicas exitosas ofrecen soluciones a problemas importantes que la ortodoxia actual no puede resolver. La revolución keynesiana, por ejemplo, desafió las explicaciones simplistas de la economía ortodoxa y propuso políticas sensatas para abordar el desempleo masivo. Sin embargo, como señala Johnson, la ortodoxia keynesiana eventualmente se convirtió en dogma, dejando de adaptarse a las nuevas realidades económicas y siendo desafiada por el monetarismo.La autora hace un gran trabajo en resaltar cómo el monetarismo ha adoptado estrategias similares a las de la revolución keynesiana para su éxito, pero advierte que su enfoque en la inflación puede ser limitante en un mundo donde el desempleo y otros problemas económicos también son relevantes. Esta reflexión invita a considerar la importancia de la flexibilidad y la adaptación en la teoría económica para abordar los desafíos en constante cambio de la economía global.
El ensayo de Danna Isabella nos recuerda las revoluciones y contrarrevoluciones en el pensamiento económico, desde Keynes hasta Friedman, nos muestra cómo estas teorías surgieron no solo como respuestas intelectuales, sino como soluciones a problemas sociales reales, como el desempleo masivo durante la Gran Depresión. A medida que exploramos las ideas de Keynes afrontando las convenciones establecidas y el surgimiento del monetarismo, nos damos cuenta de que la economía es más que números y gráficos, es un campo vivo y en constante evolución, moldeado por las circunstancias históricas y las necesidades humanas. Así que, creo que el ensayo deja una reflexión sobre el futuro de la economía y la necesidad de adaptarse a los cambios, recordándonos que detrás de cada teoría económica hay historias humanas y desafíos reales que enfrentar.
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